
Hace unas semanas, me dejé llevar por uno de esos impulsos caprichosos, y me compré un reloj de Swatch que, la verdad, discreto no es mucho. Es uno dedicado al Corto Maltés, que tiene su cara en la esfera y cuyo cuerpo se extiende a lo largo de la correa.
Conocí al personaje creado por Hugo Pratt durante mis años de estancia en el Colegio Mayor, donde (además del cine) descubrí, gracias a una comiteca que allí tenían, que los tebeos daban para bastante más cosas de las que pensaba. Los álbumes de Corto eran mucho más cultos y elevados que, pongamos por caso, los de Astérix o Mortadelo. Hasta lo eran más que Tintín, probablemente mi máximo acercamiento al cómic europeo, ése que miraba por encima del hombro (como, tonto de mí, hice yo durante un tiempo) a esos tipos vestidos con mallas que nos despachaban, en plan factoría, desde el otro lado del charco. Además, sus páginas rebosaban de cultísimas menciones a hechos históricos, legendarios y literarios, y a través de sus aventuras desfilaban nombres como Jack London, James Joyce, el Barón Rojo... Una bonita sucesión de cajas chinas que me ayudó a tapar algunos agujeros en una formación cultural desordenada y llevada, siempre, por el descubrimiento y la curiosidad repentinas: saber un poco de mucho, vaya. En eso, creo que respondía perfectamente al estereotipo del periodista en que me estaba convirtiendo.
¡Toma ya! Estoy totalmente convencido de que detrás de este acuerdo deben de estar los herederos de Pratt (algún día escribiré sobre el tema de los herederos, albaceas y demás de los creadores, que tiene tela), y prefiero pensar que su creador, probablemente, no hubiera accedido en vida a semejante y forzada combinación de vocaciones entre lo que representa su personaje y el mundo cool que busca encarnar Swatch. Eso sí: supongo que, en definitiva, poco podría decir yo, que al fin y al cabo caí en la trampa y compré el reloj. Todo lo cual, en definitiva, viene a hablar de uno mismo y de las cosas en las que se va convirtiendo con el paso de los años. Y creedme, no es ése un camino por el que me apetezca transitar demasiado... ¡que ya bastante cuesta a veces levantarse cada día como para encima ser duro con uno mismo!
Secuencia de "Corto Maltés: La película"
14 comentarios:
Aisss, Veo que nos vas dando más pildoras acerca del corto maltés, bien bien , algunos nos sabrán ni quien era pfff..
jajajaja
Saludos!!
P.D.: Bonito reloj :P
Pues sí que se han pasado los suizos, pero bueno... nosotros, los consumidores (o algunos, al menos) nos movemos por otros derroteros. Eso no quita para que el reloj sea precioso (para aquel que le guste llevar cosas en la muñeca jejej). ¡A disfrutarlo!
Un besoo
Alberto Q.
www.lacoctelera.com/traslaspuertas
Tengo mucha suerte. Mis ex compañeros de trabajo me compraron la edición especial de LA BATALLA DEL MAR SALADO, con prólogo de Umberto Eco y estoy a punto de ser fascinado por este gran personaje.
Había leído hace años CORTO MALTÉS EN SIBERIA y me gustó mucho.
A ver si mi cerebro logra discernir toda la maestría del gran HUGO PRATT en su "Mar salado".
Por cierto, Rosenrod: precioso reloj.
Saludos!!!
Y muy discreto, sí señor.
Corto Maltés me gusta. Solo he leído uno de sus volúmenes y ví también la película, pero se agradece el intento de hacer un tipo de comic adulto, complejo y lleno de referencias históricas.
Y el personaje es un poco chulo, que eso también me va.
Alberto Q.
www.lacoctelera.com/traslaspuertas
Nota Bene: en mi comentario anterior donde pone BATALLA debe poner BALADA. El título es LA BALADA DEL MAR SALADO (que me está encantando, por cierto).
Saludos!!
Exacto, las empresas y su publicidad terminan fagocitando y absorbiendo todas las expresiones de singularidad. Al hacerlo, no asumen, sino que adulteran o neutralizan o matan lo que en ellas hay de diferencia y disidencia. No hay que ser indulgentes con esos mensajes, sí con nosotros mismos: tú NO caíste en la trampa; has subvertido la trampa. ¡Y el reloj es chulísimo!
Sobre anécdotas de Swatch (aunque no va de eso tu artículo), diré que una vez en una joyería estuve dudando durante HORAS si comprarme dos relojes (no uno, sino DOS) de Swatch edición limitada con las efigies de Napoleón y Josefina. Al final me autoconvencí de que no y los dejé, pero me arrepiento muchísimo.
Respecto al Corto Maltés... he cometido el error imperdonable de no haber leído nada aún, aunque siempre me ha gustado mucho el trazo del cómic y el personaje en cuestión, lo veo de un atractivo exquisito...
¡Jajajaja! Sí, discreto no es que lo sea mucho, la verdad. Pero bueno: se da la circunstancia de que hacía años que no usaba reloj, desde que uno me diera alergia en la muñeca. Así que me dije: ¡hay que recuperar el tiempo perdido! :)
Un saludo!
A mí es que no me van los relojes ;)
Muuuuuuacks!
¡saludos, muchas gracias por visitarme y por el comentario sobre el vídeo de mi compañero, muy interesante tu blog hay que verlo con detenimiento, te linkearé en el mío, ok, hasta la próxima!
pos me parece un reloj muy acertado para voçe.
Salu2
gracias por pasarte por mi blog,
te enlazaré.
Pues sí que es mono, sí. Y Trasgu, ¡¡menudas melenonas que me gastas!! :)
Un saludo!
no soy yo mucho de relojes, pero es bien chulo... quizá, si fuese de bolsillo ya sería la leche!
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