
Ahí le tenéis, él es el culpable. Se llama Henning Mankell y es el creador de uno de los detectives que más seguidores han cosechado en todo el mundo, un policía de Ystad, una pequeña localidad del sur de Suecia, que compagina la investigación de sus casos con los problemas derivados de la soledad que le procura un divorcio, un padre que no le entiende, una hija con la que no logra comunicarse como le gustaría, y que a lo largo de la serie de siete novelas que, cronológicamente, nos lo van presentando, acumula problemas de sobrepeso, un incipiente alcoholismo, diabetes y, lo peor de todo, la sensación de no entender gran cosa de un país que antes era poco menos que el paraíso y ahora se enfrenta a problemas que sobrepasan las posibilidades de una pequeña comisaría. Su nombre: Kurt Wallander.

Desde luego, lo que es un hecho cierto que es un éxito; lo fue primero en su país de origen, luego en Alemania y, de ahí, ha ido saltando a otros, entre ellos el nuestro. Tanto es así que Ystad ha creado un paquete turístico para los seguidores del comisario, en el que pueden visitarse los escenarios reales que aparecen en los libros; se multiplican los clubes de fans en internet y el actor que lo encarnó en una serie de adaptaciones televisivas, Rolf Lassgård (al que podéis ver encima de este párrafo) se ha convertido en una celebridad en Suecia y Alemania (aunque ha sido sustituido en la nueva serie, que adapta las novelas de la hija, por Krister Henriksson).
Me he sentido decepcionado al saber que Paul Verhoeven ha cancelado, al parecer definitivamente, su proyecto de adaptar, Hollywood style, Pisando los talones, una de las novelas de la serie. Incluso, se había filtrado que la podría protagonizar Brian Dennehy (¿qué ha sido de él?), un actor que, desde luego, da la apariencia física que uno se imagina en Wallander, aunque quizá sea demasiado viejo. De todas maneras, no parece que vaya a ser así, y bien que lo siento, porque reconozco que las producciones suecas (editadas en nuestro país en DVD y creo que visibles en alguna de las cadenas locales que pululan por ahí) me saben a poco. Tampoco tengo muy claro en qué podía quedar convertido el bueno de Kurt tamizado por el pillo de Paul, pero la curiosidad, desde luego, era máxima.
Habrá que esperar, porque desde luego es un personaje potente, con enormes posibilidades. Mientras tanto, nos quedan los libros, magro consuelo para los que ya nos los hemos devorado. Y si no lo conocéis, os recomiendo coger el primero, Asesinos sin rostro, y echarle un vistazo. Si os gusta, enhorabuena y adelante, tenéis seis títulos más para disfrutar (menos Los perros de Riga, el segundo y con diferencia el más flojo). Y os puedo asegurar que os envidiaré mucho.
P. S. Cuando había terminado de escribir este post, me entero de que Johanna Sällström, la actriz que hacía de la hija de Wallander, Linda, en la serie producida y emitida el año pasado, apareció muerta el pasado 13 de febrero, con tan sólo 32 años de edad, en Malmö. Y, como podéis ver en la cantidad de vídeos que sus fans han colgado en YouTube, sus seguidores eran innumerables. Verdaderamente impresionante.