14 mayo 2006

PEDERASTIA POST-PERRAULT


En la versión original del cuento de Caperucita roja, Charles Perrault no salvaba a la niña: el lobo la devoraba y, así, la recomendación de no acudir a las llamadas de los extraños, especialmente los "lobos empalagosos", cobraba aún más fuerza que en la versión posterior, edulcorada, en la que abuela y niña eran salvadas in extremis por el oportuno cazador. El castigo, en este caso, se limitaba a una breve estancia en el estómago lobuno lo que, si bien es bastante desagradable, permitía a la niña aprender de sus errores y comer perdices.

Resulta curioso cómo la fábula de Caperucita sigue vigente en nuestra cultura, y el cine no iba a ser menos (basta con recordar, por ejemplo, la particular mirada que del mito hizo Neil Jordan en su estupenda En compañía de lobos). En un tiempo en que la pederastia se ha convertido en el crimen innombrable, el pecado más infame e imperdonable (más incluso que el canibalismo, pues es plausible y aceptado que un asesino tan monstruoso y letal como Hannibal Lecter se convierta en objeto de nuestra malsana fascinación, mientras que la misma operación resulta, hoy por hoy, impensable con un pederasta), no resulta extraño que David Slade incluya una referencia explícita a la niña de la caperuza en su opera prima, Hard Candy.

Vaya por delante que, aquí, nos encontramos al equivalente a la versión post-Perrault del cuento: en efecto, el lobo sucumbe y la niña se salva. Pero lo hace tras pasar por las tripas de la barbarie y, por eso, también será destruida. La adolescente que vemos al principio de la película prácticamente ha desaparecido cuando ésta llega a su fin. Por el camino, se ha transformado en otra cosa, y ya no habrá vuelta atrás. En este caso, no habrá perdices para ella.

Además, Slade escoge un planteamiento al borde del precipicio, pues asume un gran riesgo mostrándonos a un lobo que, en realidad, apenas abandona en toda la película el rol de víctima. Nada más fácil habría sido que el personaje interpretado por Patrick Wilson se nos mostrara como un desalmado; antes al contrario, casi todo el tiempo vemos a un ser asustado, temeroso, que sufre la tortura de manos de una adolescente que se nos aparece como una verdadera experta en el refinado arte de hacer sufrir.

En este juego de humanización extrema es donde se sitúa la decisión de construir la película casi exclusivamente sobre primeros planos, lo que obliga a confiar en la actuación de los dos protagonistas, que están soberbios; no hay casi planos generales, y muy pocos medios. Al principio de la película, se nos introduce en un mundo que surge de la asepsia de Internet, de un modo de relación basado en los chats, los e-mails, el mp3, e-Bay, la variedad de las páginas web donde los integrantes de cualquier colectivo, por raro y excepcional que sea (como el de los eunucos), puede encontrarse con sus semejantes. La misma casa del fotógrafo es de un diseño impersonal, frío, apenas una máscara tras la que se oculta un convulso, torturado y asfixiante mundo interior. Un aparente control que se deshace como un azucarillo, al mismo ritmo en que el rostro y la cara camisa del verdugo-víctima se llenan de sudor y lágrimas, en una fisicidad que destruye la ilusión de una existencia equilibrada y exitosa.

Pero es que, en el caso de la chica, se establece una evolución parecida, en la que corremos el riesgo de no saber en qué lado de la línea estamos (¿podemos reconocer como "buena" a una niña de 14 años que llega a plantearse, con comentarios más próximos a los de cualquier psicópata de película de acción, la posibilidad de hacer, a lo vivo y sin anestesia, una castración, aunque sea en venganza por lo sucedido a una joven como ella?). Y de ese juego perverso surge la fuerza de esta película, profundamente desasosegante y, me temo que sobre todo para el espectador masculino, realmente agobiante, por más que apenas veamos alguna gota de sangre. Lástima que toda la parte de la "intervención" resulte tan brutal, tan contundente, cuando a la película aún le queda un buen tramo. Después de ella, casi cualquier cosa es llevadera. Pero atención a este director: juega bien sus cartas, es moderno sin ser modernillo, y tiene una mirada capaz de sacar la psicópata que (¿toda?) ingenua adolescente lleva dentro... y lo que aún es más difícil: de mostrarnos a un lobo hecho y derecho, de grandes colmillos, llorando como un corderito. Chapeau, sí señor.

HARD CANDY. Hard Candy. EE. UU., 2005. Color, 103 min. Director: David Slade. Intérpretes: Patrick Wilson, Ellen Page, Sandra Oh, Jennifer Holmes. Guión: Brian Nelson. Fotografía: Jo Willems. Música: Molly Nyman y Harry Escott. Productores: Paul Allen, Jody Patton, David W. Higgins, Michael Cadwell. Vista en: Cine.

[+] Hard Candy (estrenos DVD), en Rod@ndo

7 comentarios:

Matías Cobo dijo...

En gran parte fui a ver la peli por comentarios elogiosos como éste. Y me alegré de haberlo hecho. Estoy de acuerdo con lo que dices: es moderna, sí, pero no "modernilla". La sensación de tensión y agobio apenas desaparece y va en continuo 'crescendo'. Quizá, tras lo de la castración, parece que ya no habrá más juego de caperucita persigue a lobo y viceversa, pero después también depara alguana que otra sorpresa. Además, como apuntas, es curiosa la elección de primeros y primerísimos planos tan poco ortodoxa. Llega incluso a agobiar el abuso del recurso, pero cumple con el cometido perseguido: centrar todo en el baile entre verdugo y presa.

segle22 dijo...

Mersi por tus comments..
He estado de gira por el tuyo, interesting....
Sobre esta peli, le hice tb un post en mi antiguo bloc: Naturart.blogspot.....
Y de alguna otra q te vi, Código da Vinci....

Un placer saludarte..
Por cierto, conoces el programa de r3, El 7º Vicio?

Fins aviat
ciao
besos


p.d. No había acabado de subir el post donde me hiciste el comment....

Rosenrod dijo...

Hola, Eskaks... no, no lo conozco.

Gracias por darte un paseo por aquí; espero que hayas encontrado algo que te interese. Y por supuesto que le echo un ojo a lo que escribiste sobre esta película: ¡da mucho juego!

Besos también para ti

P. D. Siento ser tan rápido :)

Anónimo dijo...

A mí lo único que no me acabó de entrar fue alguna secuencia con estética entrecortada de videoclip (una herencia, para mi gusto, a erradicar). Ahora, la peli juega bien sus papeles, y con qué fuerzas. A mí me gustó, incluso tirando mucho pero sin llegar, pero no la vi para tanto como elogiaban y pajeaban algunos.

QUé soez me he vuelto.
Acabo de enlazar tu blog.

Rosenrod dijo...

Bienvenido, M. Sí, es verdad que tiene algún apunte de este tipo, pero muy pequeño; al contrario, me parece una pelicula que va fluyendo, que como dices juega bien sus cartas.

Un saludo!

Anónimo dijo...

A mi me impresionó, la verdad. La jodia de la "niña" está impresionante. Aunque yo hubiera acortado un cuarto de hora de metraje.

Rosenrod dijo...

Sí; como ya comento, para mí, lo peor es que, después de la escena del "afeitado", ya resulta bastante difícil que a uno le impresionen...

Un saludo!