30 julio 2007

SIN SORPRESAS




La película de Los Simpson apenas aporta nada que no hayamos visto antes en la serie, pero tampoco decepcionará a los fans. Y quien contase encontrar alguna sorpresa en el relato cómodo pero previsible de Lucky You, la nueva de Curtis Hanson, se quedará con las ganas: hasta Drew Barrymore está tan mal como cabía esperar.

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Mi crítica de Lucky You en LaButaca.net

27 julio 2007

¡QUÉ BIEN SE LO PASA ESTE TÍO!


Lo confieso: me encanta Jeff Bridges. No sólo porque me parece uno de los actores con más personalidad del cine norteamericano, y que no ha tenido empacho en atreverse con papeles arriesgados (ahí está su genial encarnación como El Nota, en El gran Lebowski), que alterna con otros más comerciales, como la próxima Iron Man.




Pero es que, además, sus inquietudes artísticas parecen no conocer límites. Que pinta ya lo descubrimos en Door in the Floor, en la que los títulos de crédito nos informaban de que las ilustraciones que aparecían en la cinta eran suyas; que canta, también (sin ir más lejos, lo veíamos marcarse un rock en los créditos de apertura de Tideland). Pero además es fotógrafo, le gustan los trucos y los juegos, y es un apasionado de internet. ¿Alguien da más?

Pues bien, si queréis daros un paseo en compañía de los múltiples afanes de Bridges, podéis visitar su página web, que es una auténtica gozada. Para empezar, está diseñada como si estuviera manuscrita (hasta el punto de que él mismo nos cuenta las últimas novedades con dibujos alusivos, como éste de Iron Man).


Pero además podéis, aparte de ojear sus libros de fotografías, ver vídeos de cosas que le han llamado la atención, hacer un divertido juego de cartas, dejar un mensaje en el libro de invitados o participar en el foro, entre otras muchas cosas, oír los CDs publicados por su pequeña discográfica, incluido el grabado por él mismo y que, la verdad, no suena nada mal. Así que ya sabéis: si tenéis un rato, perdeos por su sitio; merece la pena y, la verdad, estoy casi convencido de que, al final, os caerá tan bien como a mí.

24 julio 2007

UNA PEQUEÑA HISTORIA


Una de esas pequeñas historias que le dan sal a la vida diaria, y que pertenece a un buen amigo mío. Sumergidos en una de nuestras interminables charlas de cine, me contó cómo, de niño, se quedaba embobado mirando los grandes carteles de los cines del centro de Madrid, esas enormes superficies en las que se reproducían a mano, y en tamaño más que considerables, los posters de películas que, en aquellos años, podían llegar a permanecer meses y meses en cartelera.

De todos ellos recordaba uno en especial, de una película de terror de tantas como se hicieron en los sesenta y setenta en nuestro país, y que se anunciaba con la reproducción de un cartelón pintado, probablemente, por Jano o alguno de los artistas que por entonces firmaban gran parte de la cartelera. Y la mente de aquel niño o adolescente se fijó sobre todo en la figura femenina, que destacaba entre un buen número de zombis con la insinuación permitida para la época (que no era mucho, evidentemente, pero la imaginación de quien miraba completaba el cuadro).

Pasaron los años, pasó media vida pero, en algún lugar remoto de la mente, quedó hibernando el recuerdo de aquel cartel. Hasta que un buen día, unas décadas después, y conversando con una pareja de vecinos del mismo barrio residencial en el que ahora vive, descubrió que ella era... la misma actriz nórdica, ahora en la cincuentena, que presidía el cartel que tanto le impresionara de chico. Un cartel del que, por cierto, la ahora señora le regalará una reproducción, después de que él le confesara su admiración adolescente. Y así, de una extraña forma, un pequeño círculo se cierra.

Como digo, una pequeña historia, de ésas que no cambian la vida de nadie. Una historia de pequeñas ilusiones, de las que ayudan a sobrellevar otras más rutinarias u ominosas. Y, en todo caso, una historia preciosa, de las que uno secretamente envidia.

21 julio 2007

LAS BUENAS INTENCIONES NO BASTAN







No basta que una película sea bienintencionada para, además, ser buena. Se agradece que Richard Linklater quiera advertirnos sobre los peligros sanitarios, sociales y económicos de la comida rápida en Fast Food Nation, pero su construcción dramática raya demasiadas veces en el tópico y el cliché.

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18 julio 2007

TODO LO QUE PUEDAS SOPORTAR


Jon Brion, I've Got a Surprise for You Today. BSO de Magnolia


"¡Que Dios nunca te envíe todo lo que eres capaz de soportar!", dice el sabio dicho popular. Y en lenguaje cinematográfico nos lo remacha Paul Thomas Anderson en su soberbia Magnolia, uno de los retratos más demoledores, y sin embargo más bellos, de lo difícil que puede llegar a ser vivir.

Un puñado de personajes (de un niño prodigio que va camino de batir el récord de uno de los concursos estrella de la tele, a un anciano moribundo en su lecho de muerte) arrastran su existencia en un día en Los Angeles, esa gran urbe en la que los sueños son de cartón piedra, pero la soledad de materia bien sólida (como ya nos lo había mostrado Anderson en la estupenda Boogie Nights fijándose en el mundo virtual por excelencia, el del porno).

Casi más que personas son autómatas sonámbulos, que se mueven de un lado para otro, se plantean sueños imposibles desde un principio, porque con lo que no cuentan es que basta vivir el suficiente número de años para acumular errores y culpas suficientes para cegarte para siempre el acceso a la felicidad. Y durante tres horas, en una cinta que es de por sí una lección de cine, sus destinos van entrecruzándose y el lazo en torno a su cuello cerrándose, a la vez que el parte meteorológico va revelándonos cómo la humedad se va condensando en el aire, anunciando una tormenta que ojalá fuera salvífica, pero a la que nadie prestará mayor atención.

Mirando hacia atrás, no deja de parecer injusto que, del perfecto plantel de actores, el único que se llevase un galardón a casa fuese Tom Cruise, reconocido con un Globo de Oro al Mejor Secundario por su papel de estrella de la autoayuda machista que, uno no sabe por qué, parece un anticipio de su actual etapa ciencióloga. Al fin y al cabo, la interpretación de Cruise parece ser la de quien tiene clara conciencia de que se está trabajando un papel de premio, de los que complementan con prestigio una carrera comercial... Aunque, a decir verdad, si un proyecto tan ambicioso como éste fue capaz de salir adelante, fue precisamente por contar con Cruise entre sus intérpretes, así que se le puede perdonar sin problema.

Pero es que el resto... es simplemente deslumbrante. Desde una Julianne Moore que nunca ha estado mejor, paseando su desolación, su desbordamiento de mantenida joven y guapa que se casó con un viejo millonario sólo por su dinero, y que descubre horrorizada que ahora que él se muere y en teoría ella va a quedar libre, se ha enamorado del moribundo; o el enfermero Philip Seymour Hoffman, la humanidad hecha imagen de celuloide; o el niño Jeremy Blackman, máquina de aprender cosas inútiles y que cae del cielo al suelo cuando no es capaz de contener sus ganas de orinar en un directo de máxima audiencia; o William H. Macy, quizá el anterior viniendo de un futuro en el que perdió toda su inteligencia por un inoportuno rayo; o... Las redes que se tejen entre ellos son de acero: hablar de culpas y de víctimas llega a ser imposible, porque en cierta forma todos somos ambas cosas... y es difícil estar vivo cuando ni siquiera sabes a qué bando afiliarte.

Y en éstas, sólo lo extraordinario puede traer consigo un respiro, un parón para tomar aire y evitar la asfixia. Porque sólo lo que escapa a nuestros actos puede acabar con nuestro penar, bien mediante una enfermedad fulminante, bien a través de algo espectacular e inexplicable... y ni siquiera es una redención: es sólo un descanso, antes de que la rueda vuelva a funcionar.

Pocas películas como Magnolia han retratado con tanta profundidad el alma humana. A pesar de que quizá en su tramo final lleguen a pesar algo las más de tres horas de metraje, es d
ifícil no quedar subyugado por su capacidad hipnótica. Y para cuando llegamos al bellísimo y esperanzador plano final, esa tímida sonrisa de Melora Walters que pulveriza de un solo golpe la angustia de su rostro de cocainómana y, a la vez, nos permite respirar y liberar nuestra tensión, no podemos evitar aprovechar la menor ocasión que tengamos de mirar al cielo, a la espera de que, cuando creemos que no podemos más, que vamos a rendirnos, aún puede caernos encima algo más con lo que no contamos...

Una sensación que sería imposible sin la bellísima partitura compuesta por Jon Brion, y de la que al principio habéis podido oír, pinchando en el reproductor, uno de sus temas, largos, densos, y que es de los que mejor resumen lo que es la película, con un arranque ominoso que acaba abriéndose como la flor de los títulos de crédito.


Aunque lo que más se recuerde sean las canciones de Aimee Mann, inspiración última de la película. Y de la que es imposible no mencionar Wise Up, uno de los momentos álgidos de la cinta, en la que se rompe la lógica cinematográfica para que todos los personajes, incluso los que resulta imposible que lo hagan, canten la canción que contiene el sentido último de Magnolia: cuando crees que no puedes más, ten claro que en realidad no va a parar, no va a parar nunca. Así que espabílate; o ríndete.




Magnolia

EE. UU., 1999 188 min.

Escrita y dirigida por
Paul Thomas Anderson

Interpretada por
Jason Robards, Tom Cruise, Julianne Moore, Jeremy Blackman, Philip Baker Hall, Melora Walters, John C. Reilly, William H. Macy, Philip Seymour Hoffman

Música de
Jon Brion

Canciones de
Aimee Mann

Montaje de
Dylan Tichenor

Fotografía de
Robert Elswiti

Producida por
Joanne Sellar
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15 julio 2007

LA ROWLING Y EL CARVER


Harry Potter y la Orden del Fénix confirma lo que ya apuntaban las últimas entregas del Adolescente Mago: que nos encontramos ante una de las mejores sagas cinematográficas de los últimos años. Por su parte, Laura Linney y Gabriel Byrne nos regalan en Jindabyne unas interpretaciones dignas del relato de Carver que adapta; lástima que el resto de la película no termine de estar a su misma altura.

[+] Mi crítica de Harry Potter y la Orden del Fénix en LaButaca.net
[+] Mi crítica de Jindabyne en LaButaca.net

[+] Cinema Recensioni: Harry Potter y la Orden del Fénix, en They Made Me Do It
[+] 330 millonazos para Harry Potter, en Cinempatía
[+] "Harry Potter y la Orden del Fénix" de David Yates, en Mi galaxia lejana

12 julio 2007

HORROR EN CAJAS CHINAS



El reciente estreno de Historia de un crimen (no precisamente el de esta simplona traducción del original Infamous) ha terminado de añadir un peldaño más en esta extraña historia que se puso en marcha en el perdido pueblo de Holcomb, Kansas, un día cualquiera de 1959. A estas alturas del partido, casi no hace falta decir que nos referimos a la celebérrima matanza de la familia Clutter a manos de dos hombres, un derramamiento de sang
re sin ninguna razón aparente y que, involuntariamente, ha terminado atrapado en un lugar intermedio entre la crónica de sucesos y la más finolis reseña cultural.

¿Qué tuvo de especial ese crimen? Nos tememos que poco: cada cierto tiem
po noticias de sucesos parecidos colonizan los tiempos de los telediarios y los espacios de los diarios e internet para pasar a ser rápidamente olvidados, a no ser que atañan a famosos o algo les distinga de los demás. En el caso de los Clutter, ¿qué fue? Pues, por si aún no lo sabíamos, la reciente película de Douglas McGrath (que viene a unirse a Truman Capote, de Bennet Miller; y antes incluso, a la fundacional A sangre fría, de Richard Brooks) nos lo recuerda: lo que la hizo especial fue que la historia de la familia y sus asesinos se cruzó con la de Truman Capote, que la utilizó para escribir la que para muchos es la cumbre de su narrativa y, desde luego, uno de los libros más citados, estudiados, (normalmente mal) imitados y, por supuesto, leídos, la crónica detallada (lo que Capote llamó una non-fiction novel, y es que el canijo sureño era todo un experto en el automarketing) de unos asesinatos, irracionales y criminales unos, legales los otros.

La historia, por supuesto, es bien conocida, y no merece la pena insistir en ella.
Pero lo realmente fascinante es cómo las miradas que arrojan las dos películas vienen a añadir un peldaño más en esa extraña construcción en la que el horroroso suceso que les dio origen sigue presente y arrojando su sombra de inquietud sobre todo el que se acerca a la historia de las víctimas, sus criminales y el escritor de voz aflautada que un día descendió de un tren para regresar infectado por el virus de la autodestrucción genial.

Si lo que sucedió aquella fría noche dio pie a un libro en el que la historia de los asesinos era tan importante o más que la de los muertos; si de aquél surgió una primera película; si luego lo vivido por Capote dio pie al episodio más jugoso de su biografía oficial; si más tarde a una novela; y si de ambos surgieron dos películas, una de ellas con Oscar incluido para su protagonista... si casi cincuenta años después de que la sangre salpicara las paredes del sótano y los dormitorios de la casa de los Clutter las miradas del arte siguen amontonándose y arrojando la cruda realidad a un espacio en el que puede atisbarse, incluso, la belleza de lo que nos revela de qué estamos hechos, hemos de convenir que nos encontramos ante un suceso excepcional... pero no es lo que sucedió lo que lo hace así: fue la curiosidad, la de Capote primero, la de sus lectores después, la del biógrafo y novelista después, la de los directores y guionistas... y finalmente la nuestra, como espectadores, la que ha decidido que fuera así.

¿Qué pasaría si el arte se fijara en tantos otros sucesos, si las narraciones se fueran
sucediendo, conteniendo cada una a las anteriores como en unas cajas chinas? ¿En todas el horror podría llegar a convertirse en una extraña, pero no por ello menos real, forma de belleza? ¿O lo que pasó en aquél recóndito pueblo perdido en medio de la nada, y lo que ocurrió después, fue verdaderamente único y nos habla directamente a los ojos?


P. S. Buscando información sobre el tema, me topé con este blog, y en él un link al especial que un diario local dedicó al 40 aniversario de la publicación del libro. Los artículos recogidos no tienen desperdicio, desde una crónica de cómo el pueblo cambió irremediablemente tras la visita de Capote, la polémica con unos familiares que nunca han querido aceptar la visión que de las víctimas da el libro, o detalles de aquellos meses en los que el autor de Desayuno en Tiffany's estuvo recopilando información. Pero si con algo me quedo, porque me resulta especialmente turbador, es con la galería fotográfica, que ofrece desde imágenes actuales de la casa en la que los Clutter fueron masacrados, a fotos de la época o retratos actuales de personas cercanas a los sucesos que aún viven. Las imágenes que ilustran este post (la imagen actual de la tumba donde están enterrados los miembros de la familia, y una página del anuario del instituto correspondiente a aquel fatídico año) están sacadas de ahí. Aunque, no sé muy bien por qué, el que me inquieta especialmente es este retrato de Jesucristo, pintado por el asesino Perry Smith durante su paso por prisión...

06 julio 2007

LO SUBLIME NUNCA ES RIDÍCULO


Dicen los que de ello entienden que fue el mejor bailarín del siglo XX, quizá el mejor que nunca haya existido. Pero no hace falta ser un experto en ballet (yo no lo soy) para quedarse boquiabierto ante la manera en que Rudolf Nureyev se movía, saltaba y se expresaba sobre un escenario; quizá no sea excesivo decir que no es que su baile fuese bello, es que representaba la Belleza en estado puro.

Como todo genio, su temperamento fue difícil, su soberbia infinita, su despotismo a la hora de tratar con los simples mortales extremo; una exigencia hacia el mundo paralela a la que se dedicaba a sí mismo, y que sólo la derrota de la enfermedad que le arrasó a los 54 años, cuando el sida seguía siendo el Impronunciable, logró atemperar.

Y sin embargo, fue ese Ogro genial el que, un buen día, apareció en el show de Los Teleñecos y se marcó una actuación memorable con la mismísima Peggy. ¿Divertido? Claro que sí, y mucho. ¿Ridículo? Nunca: lo sublime no puede serlo.


03 julio 2007

EL HIJO PRÓDIGO Y LA MADRE HARTA



¿Cómo es posible que, mientras se acumulan los lloros sobre el futuro del cine español, alguien con el talento de Juan Carlos Fresnadillo haya tenido que irse fuera de nuestro país, tras seis años, para hacer su nueva película, 28 semanas después? Más suerte tuvo el casi debutante Joachim Lafosse, que en Propiedad privada cuenta con una inmensa Isabelle Huppert que le levanta la película.

[+] Mi crítica de 28 semanas después en LaButaca.net
[+] Mi crítica de Propiedad privada en LaButaca.net

[+] Cinema recensioni: 28 Weeks Later..., en They Made Me Do It
[+] Reseña: 28 semanas después (2007), en Horas de oscuridad
[+] ¡Sin cabeza no eres tan valiente!, en Las horas del lobo
[+] Herencia corregida y aumentada, en Silencio, se rueda