23 junio 2006

¿A QUIÉN QUIERES MÁS, AL CALAMAR O A LA BALLENA?

Con esta película hemos logrado añadir una línea más en la laaaaaaarga lista de títulos anodinos, sin sentido y olvidables. Porque convertir The Squid and the Whale en Una historia de Brooklyn es tela. Mi única duda es: ¿se habrá quedado calvo el responsable del fino trabajo? ¿Le habrán subido el sueldo? Hemos de reconocer que inventiva no le falta y que, ya puestos, podía llevar el taylorismo a la traducción de títulos; propongo que, cuando se estrene Marie Antoniette, la bautice como Una historia de Versalles; las de Clint Eastwood sobre Iwo Jima como Una historia de guerra y Otra historia de guerra o Una historia de tiros, respectivamente; o, ya puestos, la de Piratas del Caribe 2 como Una de piratas. Información no nos faltará antes de ver la película, desde luego.

Tiene delito. Sobre todo, porque el título original tiene un sentido que se nos desvela a lo largo de la película y se relaciona con el plano que la cierra. Una historia minimalista que, sin embargo, narra como pocas, sin fáciles recursos sentimentaloides ni trampas argumentales, la implosión de una familia formada por dos padres escritores y sus dos hijos varones, uno adolescente y otro un niño, cuando la pareja decide separarse. Inspirada, al parecer, en la historia real de su director, Noah Baumbach, sorprende porque se separa totalmente de su anterior trabajo como guionista en la marciana Life Aquatic (de hecho, el director de ésta, Wes Anderson, es uno de los productores). Un guión prodigioso, y unos actores que están simplemente soberbios (la siempre sobresaliente Laura Linney, pero también un sorprendentemente maduro Jeff Daniels y los dos hijos, interpretado el pequeño por el hijo real de Kevin Kline) nos levantan un retrato durísimo e implacable de cómo la separación de los padres deja totalmente confusos y sin referencias a los dos hermanos, que ven alteradas todas sus costumbres al perder cualquier referencia y no entender muy bien qué está pasando (y que la película nos muestra con una claridad sorprendente en una producción norteamericana; por ejemplo, el pequeño toma el hábito de ir masturbándose por los rincones de su escuela para embadurnar de semen los lomos de los libros de la biblioteca y las taquillas de sus compañeras).

Una historia de Brooklyn, sin embargo, va mucho más allá, y hace un demoledor retrato de una pareja de escritores, marcada por la lucha de egos y la exigencia de que sus hijos tienen que ser, obligatoriamente, genios con inquietudes: el padre desprecia a aquellos que no hayan obtenido un doctorado ("filisteos" los llama), pero es incapaz de sentir empatía por nadie y no puede entender que a su hijo pequeño no le atraigan las películas raras, los libros densos, y que su máxima admiración sea hacia su profesor de tenis; el hermano mayor, por su parte, se desespera por aparentar una pose intelectual que satisfaga el ego profundo de su padre, escritor incomprendido por la industria editorial que se carcome de celos por el éxito comercial y de crítica de su mujer.

Es en los pequeños detalles en los que gana la película y le hace superar el riesgo de ser una simple versión indie de cualquier telefilme de sobremesa. Rodada con planos muy cerrados (supongo que, entre otras cosas, por problemas de presupuesto ante la necesidad de aparentar el Nueva York de 1986, cuando transcurre la historia), la película disecciona cómo es posible que los miembros de una familia, sin ser monstruos, puedan ser capaces de llegar a odiarse de la manera en que sólo la frustración lo consigue.

Y que, como curiosidad, nos regala un nuevo personaje de Anna Paquin como alumna objeto del deseo de su profesor. De hecho, la primera escena en la que aparece es muy similar a la de La última noche, de Spike Lee: leyendo un texto en una clase, entre unos alumnos sentados en corro. Alguien debería decirle a esta chica que quizá convendría que haciese algo que no fuese de Pícara o de alumna seductora de profesores en crisis. Y ya puestos, ese mismo alguien quizá nos pueda resolver una duda: ¿cómo es posible que Laura Linney y Jeff Daniels fuesen nominados en los Globos de Oro como mejores actores ¡¡¡de comedia o musical!!!?

¿De qué marca será lo que se fuman los que hacen las nominaciones?

UNA HISTORIA DE BROOKLYN. The Squid and the Whale. EE. UU., 2005. Color, 88 min. Dirección y guión: Noah Baumbach. Intérpretes: Jeff Daniels, Laura Linney, Jesse Eisenberg, Owen Kline, Anna Paquin, William Baldwin. Fotografía: Robert D. Yerman. Música: Britta Phillips, Dean Wareham. Productores: Wes Anderson, Charlie Corwin, Clara Markowicz, Peter Newman. Vista en: Cine.

14 comentarios:

Matías Cobo dijo...

Jeje, muy buenos los apuntes del comienzo y el final. Debería prohibirse, en caso de que exista, la profesión de traductor de títulos de películas: ¡cuánto daño habrán hecho de manera inconsciente! Y lo de las nominaciones tampoco tiene desperdicio, con la pinta de drama que tiene esta peli a la legua.

En cuanto a la película, pues tiene buena pinta a juzgar por lo que cuentas. Igual, junto a la de 'Grizzly Man', la veo este fin de semana que estaré por Madrid. Ya te contaré.

Rosenrod dijo...

¡Hola, Matías! Sí, es que de verdad me quedé bastante alucinado cuando lo leí; de hecho, tuve que confirmarlo, porque me parecía increíble. Pero sí, sí, para la Asociación de la Prensa Extranjera en Los Ángeles, o comoquiera que se llamen los que dan los Globos de Oro, esta historia tan cotidianamente dura es una comedia.

No es mala opción, Matías. Eso sí: se ha estrenado sólo en dos cines, uno en VOS y en otro doblada. A pesar del boicot de los exhibidores a "Scary Movie 4" sigue siendo complicado que una película como ésta se haga con pantallas. De hecho, supongo que debemos dar gracias al Mundial, porque ésta debe de ser de las películas que las distribuidoras consideran del montón y dejan para rellenar en las épocas flojas. Lógicas de la distribución que, de rebote, acaban beneficiándonos a los cinéfilos. Bienvenidas sean.

Un abrazo.

Shiba dijo...

Vaya, pues no la he visto... tampoco estaba al tanto de su existencia... otra que apuntarme. Sobre todo por el título original. Los títulos distintos me encantan.

Rosenrod dijo...

Sí, a veces me imagino qué debe sentir los guionistas o los que hacen los títulos cuando se enteran de cómo han llamado a las películas en los distintos países. Y hay casos muy curiosos: desde el "Fresas salvajes" de Bergman (¿desde cuando las fresas son salvajes; las fresas, de ser algo, son silvestres?) al "Muerte entre las flores" por "Miller's Crossing" o "Teléfono rojo..." por "Dr. Strangelove...", la lista da para mucho. Pero para mucho mucho.

Aunque uno de mis favoritos es de una película nada de culto: "Ice Princess", que a la pobre la dejaron aquí como "Soñando, soñando, triunfé patinando".

¡Toma ya!

Dcine dijo...

Esto de las traducciones "suigéneris" es exactamente lo mismo que hacen conlos carteles o posters que ya he comentado en mi blog varias veces.¿Pero es que los distribuidores no se enteran? Porque lo que es con títulos y carteles como los que nos endilgan le hacen un muy flaco favor a películas como esta, pequeñas joyas a descubrir (esta en concreto ha sido maltratada incluso en su país) que prácticamente basan su posible éxito de taquilla en detalles como estos, además del boca oreja.
Deberían tener un mayor cuidado a la hora de poner uno u otro título, mas que nada por su propio bien porque a ver ¿que persona en su sano juicio iría a ver una película titulada Soñando Soñando, triunfé patinando? ( a no ser que seas fan acérrimo de sus protagonistas, eso es otro cantar...).
Bueno quizás soy algo exagerado pero es que es verdad llevamos demasiado años sufriendo (en silencio) este tipo de tropelías y ya es hora de alzar la voz y quejarnos.
En cuanto a la película, todavía no he podido verla pero tengo pensado hacerlo en cuanto tenga ocasión. Como vivo en provincias seguramente al final tendré que esperar a su publicación en dvd, porque mucho me temo que no podré verla como se merece, en una sala cinematográfica.

Un saludo,
Barry Collins

Anónimo dijo...

Mierda! otra que no he visto, pero esta si que te la pienso comentar.... q un amigo me ha prometido invitarme esta semana a verla, así q en cuanto la vea te cuento

Anónimo dijo...

Bueno, considerando que esta semana también han estrenado una con el abominable título de "Fofita, una foquita la mar de salada"... imagínate compitiendo con "El calamar y la ballena" en la misma cartelera jojo Igual hasta les han hecho un favor dentro de la desgracia XD

Por cierto, a Noah Baumbach parece que le va el mundo acuático, porque después de lo de "Life aquatic"...

Lo de los títulos es un tema para echarles de comer aparte. Coincido con Barry en que uno de los más jocosos estrenados en los últimos años fue el de "Soñando, soñando, triunfé patinando". Imaginaos cómo sería en su hipotética versión porno... ahem XD

La película todavía no la he visto, pero supongo que caerá pronto, porque me llama la curiosidad.

Saludos!

Rosenrod dijo...

Barry: desde luego, tienes toda la razón. Es como si ya importase poco el título de la película, porque lo que verdaderamente vende no es eso. Pero estoy de acuerdo contigo en que es hacer un flaco favor a una película con un título que tiene mucho de poético... aunque claro, a lo mejor es eso lo que asusta, porque el distribuidor español puede temerse que se trate de un título "raro", lo que equivale a "poco comercial"... y sin embargo, Begnini estrenará próximamente, sin problemas, su nueva película, "El tigre y la nieve". ¿Por qué unos sí y otros no? Y sobre todo, resulta doblemente extraño si tenemos en cuenta que estamos ante una película destinada al circuito menos comercial. En fin, misterios... (en cuanto a la de "Soñando, soñando...", tranquilo, que tampoco te habrías perdido gran cosa aunque hubiesen respetado el título original).

Ysi: ¡ése es un amigo! Ya me dices qué te parece.

marnie: ¡jajaja, tienes toda la razón! Precisamente eso pensé al ver lo de "Fofita", que tiene de título original algo sobre "Romeo y Julieta". ¡Para troncharse!

Libertino dijo...

Excelente reseña.
Yo la he visto hoy y también hablo en mi blog.
Totalmente de acuerdo salvo en que se separa del marcianismo de Anderson.
¿Estás seguro?
Un saludo!!!

Libertino dijo...

Yo si creo que es comedia.
Comedia dramática, pero tan cínica y mordaz que la considero Comedia Dramática.

Rosenrod dijo...

Pues sí, la verdad es que la historia de esta película me parece absolutamente creíble; eso es lo que quería decir con lo de que se alejaba de la marcianada de "Life Aquatic", película de la que, por momentos, uno puede acabar distanciado. Pero eso no me pasó en ningún momento con "Una historia...".

Y puede que tengas razón con lo de que es una comedia romántica pero, en el fondo, a mí me quedó una sensación de enorme tristeza con ese plano final, soberbio.

Un saludo, Libertino. Y bienvenido.

Matías Cobo dijo...

Tras haberla visto, coincido con tu opinión. Una película que, si uno sólo lee la sinopsis, puede perderse la riqueza y complejidades que encierra en su magnífico guión.

Rosenrod dijo...

Totalmente de acuerdo, Matías. Casi casi es mejor acercarse sin saber demasiado, que ya nos han atizado con demasiados telefimes sobre el tema.

Un saludo. Y buena estancia en Madrid, si es donde la has visto.

Matías Cobo dijo...

Un saludo. Sí, la vi en Madrid; fue una agradable visita, como siempre, cuando voy por allí.