05 noviembre 2009

¿QUÉ TE HAN HECHO, KURT?


La despedida de Kurt Wallander no puede ser más amarga y, a la vez, dejarnos con una sensación más extraña. Después de las andanzas de Lisbeth Salander en la trilogía de Stieg Larsson, más cercanas a la de una superheroína de cómic que a una historia real, volver a encontrarnos en El hombre inquieto con el entrañable y refunfuñón detective creado por Henning Mankell nos devuelve a territorios en teoría más cercanos. Pero da la sensación de que el autor está tan empeñado en cerrar la carpeta de un personaje que, al parecer, hace tiempo ha dejado de interesarle, que lo que le sucede a las puertas de la jubilación parece más un ensañamiento que otra cosa. Dejando a un lado el abrupto y desolador final, el desfile de personajes importantes de los otros títulos de la serie tienen más de baile de fantasmas que otra cosa. Y ante un caso que, en realidad, poco importa, uno termina con una incómoda sensación: la de que, a fuerza de humanizar a base de tragedias y desesperanzas la vida del detective, ha terminado construyendo una historia, en el fondo, menos creíble que los folletinescos vericuetos de Millenium... Buena nos la has armado, Henning.

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