09 diciembre 2009

EL ANTÍDOTO SENTIMENTAL


Si, como dicen en 500 días juntos, el cine y la música pop han hecho mucho daño sentimental, con sus promesas de enamoramientos idílicos y relaciones de color de rosa, habría que decir que la ópera prima de Marc Webb ofrece el oportuno antídoto. Quien haya pasado por una ruptura (o sea, prácticamente todo el mundo) no podrá por menos de sentirse interpelado y reconocido en las descripciones de todas las fases del amor, y el fraccionar la secuencia temporal para contrastar momentos paralelos (la reacción ante la misma canción en las fases de euforia y depresión, la descripción de la persona amada...) resulta divertido, sí, pero también demoledor. No tengo claro si conviene verla en estado sensible, o recién terminada una relación: puedes sentirte acompañado, pero me temo que no es una de esas ocasiones en las que reconocer que alguien ajeno expresa mejor que tú lo que te ocurre sirva de mucho. Y es que ese final, a pesar de todo, feliz (aunque con su punto de escepticismo) no deja de ser, también, una concesión pop. Puede que tras el verano venga el otoño, sí. O al menos, así sucede en las películas...

2 comentarios:

Jaime dijo...

A mi no sé que me pasó el día que la ví, pero me horrorizó.

Ya he soñado hasta tres veces que pegaba al prota

Anónimo dijo...

me pareció una buena película, realista y hasta malrollera; quizá el final no está a la altura, pero el resto es digno de mención.