Con "un poco" de retraso (si se descuidan, la estrenan con los galardones de la edición de este año ya entregados), ha llegado a nuestras pantallas la cinta merecedora de la Concha de Oro y la de Plata a la mejor actriz (Anna Geislerová) en el pasado Festival de San Sebastián, la checa Algo parecido a la felicidad. Y, a tenor de lo visto, podemos concluir que el certamen donostiarra del año pasado sirvió para certificar que la Europa del Este, incluso la que se supone felizmente integrada en la UE, vive momentos anímicos más bien bajos. Si la ganadora del premio al mejor guión, Verano en Berlín, nos narraba la lucha cotidiana de dos mujeres en la zona oriental de la capital alemana por salir adelante en un estado emocional tan precario como el panorama laboral, la película de Bohdan Sláma, a pesar de su título en español, nos habla directamente de una situación en la que la posibilidad no ya de alcanzar la felicidad, sino de simplemente asomar la cabeza, parece casi inexistente.
Centrada en las relaciones entre tres jóvenes amigos y vecinos del mismo bloque (el chico, Toník, interpretado por Pavel Liska, un actor que por momentos parece un clon checo de Eduard Fernández), la película recorre la conjugación entera del verbo "frustrar", y todo ello en un barrio de una ciudad indeterminada feo, gris y decadente, un suburbio obrero en el que la sombra contaminante de la fábrica, única pero menguante fuente de riqueza, parece presidir y encarnar la imposibilidad de un futuro mejor para ninguno de los habitantes, sea de la generación que sean.
Así, los padres aparecen reflejados como unas personas que fueron arrancadas de sus orígenes rurales para caer en el adocenamiento y la crisis de identidad de quienes han perdido sus raíces (con el agravante de aquéllos que, después de dejarlo todo, luego se ven expulsados de la seguridad para caer, directamente, en las garras del paro), hasta el punto de no entender a los jóvenes que luchan por mantener en pie una granja que se viene abajo y que la todopoderosa fábrica quiere comprar, o que desdeñan la posibilidad de emigrar.
Así, el novio de una de las chicas, Monika, se ha ido a Estados Unidos, desde donde le ofrece un billete para que se reúna con él, porque le ha encontrado trabajo cuidando a los niños de su jefe... Pero Monika se ve obligada a cuidar en su lugar de los hijos de su amiga Dasha, madre soltera que tiene que ser internada por sus problemas mentales (¿por qué hacer el papel de una enferma mental es siempre garantía de galardón?), mientras que Toník, el tercero en discordia, sufre en silencio su amor por Monika, de la que lleva enamorado desde niño, pero a la que nunca ha podido confesar sus sentimientos...
Con estos mimbres, y en este escenario, Bohdan Sláma va tejiendo una historia donde lo peor no es la situación desfavorecida de la que parten los personajes, sino que, en un guión no exento de sadismo, les ofrece, en algún momento, un atisbo de felicidad, una ilusión pasajera de que todo va a mejorar... para, en la siguiente escena, desmentir esa posibilidad y dejarles, de hecho, en peor situación en la que se encontraban.
Un panorama duro que, sin embargo, no llega a calar al espectador, que asiste a la historia sin sentirse concernido, algo que termina volviéndose un lastre cuando nos enfrentamos a una cinta como ésta. Pero la realización, pausada y a veces demasiado distante, no ayuda a que el buen trabajo de los actores llegue a conseguir su objetivo último, y es inevitable preguntarse, cuando se encienden las luces, si el mérito más importante de la película se quedará en lo meramente testimonial, y así ocupará su lugar en una futura filmoteca dedicada a las películas que nos hablaron de la crisis de Europa, muy lejos de las cotas a las que los venerables maestros del neorrealismo, con temas muy parecidos (¡qué poco hemos cambiado), supieron llevarnos.
ALGO PARECIDO A LA FELICIDAD. Stestí. República Checa, Alemania, 2005. Color, 100 min. Dirección y guión: Bohdan Sláma. Intérpretes: Pavel Liska, Tatiana Vilhelmová, Anna Geislerová, Marek Daniel, Bolek Polívka. Fotografía: Divis Marek. Música: Leonid Soybelman. Producción: Karl Baumgartner, Thanassis Karathanos, Viktor Schwarz, Pavel Strnad. Vista en: Cine.
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11 septiembre 2006
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6 comentarios:
Hola Rosen!!
Vuelvo a la actividad y me quedo impresionado con tu ritmo de películas... ¡¡Todos esos estrenos en tan pocos días!! Espero que seas accionista del cine de tu barrio, jeje.
Saludos!!
Te he dejaod un comentario en el otro post.
Saludos!!!
No es que haya tardado en llegar... que al parecer es mucho, sino que además yo personalmente no tenía ni idea de que peli era y si la tenía se me había olvidado totalmetne
Saludos!
¡Jajaja, no estaría mal, Daniel! Bien reencontrado, caballero; espero que esos exámenes te hayan tratado bien.
Voy a él, Salanova. Bienvenido.
No me extraña, Pequeñoibán... con estos plazos de estreno, entre que se concede el premio y llega a nuestras pantallas, uno tiene tiempo más que de sobra en olvidarse de su existencia...
Saludos a los tres!
Justamente, ésta fue una de las que no vi del festival del año pasado, cuando tuve ocasión de estar por San Sebastián. Y sí que es curioso lo que ha tardado en estrenarse, pero más lo es, incluso, las pocas que han llegado a hacerlo de las exhibididas en la Sección Oficial de la edición del festival donostiarra del año pasado. Voy a escribir un texto para recordar algunas de las cintas vistas allí y de las que no tengo noticia que hayan llegado a las salas.
Pues tienes toda la razón, Matías; lo cual me hace plantearme la pregunta del millón: ¿para qué sirven entonces los festivales... si luego las películas no se estrenan?
Un saludo!
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