25 septiembre 2007

UN FESTIVAL EN LA ENCRUCIJADA


Estos días se está desarrollando el Festival de San Sebastián y, como siempre, todos los medios se han volcado en la cobertura, en un todos a una lleno de elogios y parabienes. El apoyo mediático para el que sigue siendo nuestro certamen cinematográfico más importante está bien pero, como desgraciadamente sucede en demasiadas ocasiones en nuestro país, el coro unánime de elogios apaga cualquier análisis frío; y, si a éste nos atenemos, no podemos ocultar que, por debajo del brillo mediático, hay una realidad preocupante que, año tras año, se confirma: hay nubarrones serios sobre el festival, e ignorarlos no conduce a nada. ¿Los síntomas? Varios, y repetidos desde ediciones anteriores pero, por concretar, me voy a referir a tres, dos de ellos ya evidentes, y uno a la espera de que se confirme (o no) lo sucedido en ocasiones anteriores:
  • La alargada sombra de Toronto. Por si tener que competir con el resto de certámenes de categoría A (Cannes, Venecia, Berlín) era poco, a San Sebastián le ha crecido en los últimos tiempos un temible rival. El Festival de Toronto se ha terminado convirtiendo en un certamen codiciado por lo que supone de puerta de entrada al mercado americano, y para colmo en fechas muy cercanas a la cita donostiarra. Allí fueron exhibidas ya algunas de las cintas vistas en Donostia: concretamente, Promesas del Este, de David Cronenberg (¿es de verdad digno de un festival de primer orden inaugurar las proyecciones con una cinta ya vista, y para colmo premiada, en la cita con la que te estás jugando el prestigio?) o Fados, de Carlos Saura. Para colmo, la ciudad americana tiene dos bazas a su favor: una parte importante de las películas de Hollywood se filman en Canadá, y para las estrellas (sin cuyo glamour no puede concebirse un festival, guste o no), y por una simple razón de cercanía, es más fácil encontrar un hueco en su agenda para acercarse a promocionar sus películas que en el caso de un viaje transoceánico.

  • Premios Donostia (muy poco) indiscutibles. El año pasado, Max von Sydow y Mat Dillon recibieron sendos galardones honoríficos del Festival. La pregunta es evidente: ¿de verdad puede compararse la carrera de uno y otro? Además, uno no podía evitar tener la sensación de que, en realidad Dillon pasó por España más para promocionar su película del momento, Tú, yo y ahora... Dupree (que, por cierto, no reforzaba precisamente la idoneidad del galardón) que para recoger el galardón. ¿Y este año? Pues algo parecido, cambiemos a Von Sydow por Liv Ullman, y a Dillon por Richard Gere, y tenemos casi una historia parecida (valga la referencia de que Tim Burton se llevó el León de Oro de Venecia por su carrera y Arthur Penn el Oso de Oro en Berlín). ¿Es que San Sebastián carece de gancho para nombres de mayor enjundia?
  • Escasa relevancia de los galardones. Seamos sinceros: sin el factor industrial, un festival no tiene razón de ser. Y una prueba de su eficacia es que el marchamo que supone sus galardones sirva para abrir puertas y mercados. ¿Es de verdad así? Fijémonos en las conchas de oro de las últimas tres ediciones y veamos cuándo llegaron a las pantallas españoles (las que, por motivos lógicos, deberían ejercer de caja de resonancia de los galardones del Festival): Las tortugas también vuelan, de Bahman Ghobadi (premiada el 25/9/04, estrenada el 18/3/05, seis meses de retraso); Algo parecido a la felicidad, de Bohdan Sláma (premiada el 24/9/05, estrenada el 8/9/06, ¡un año de retraso!); Media luna, de Bahman Ghobadi (premiada ex aequo el 30/9/06, estrenada el 27/7/07, con diez meses de retraso); Mi hijo, de Martial Fougeron (premiada también el 30/9/06, estrenada el 4/5/07, con ocho meses de retraso). Y si vamos a categorías menores, los plazos se pueden dilatar aún más. En cuanto a la calidad, hay también la sensación de que, al menos en las dos últimas ediciones, los premios mayores les quedaban muy grandes a las cintas escogidas.


En suma, un problema complicado: las citas cinematográficas crecen ahora como hongos y, con ello, los problemas para repartirse un pastel que no es muy grande. Frente al auge de otras citas como las de Gijón o Málaga, que han encontrado su propio nicho a través de la especialización, un festival más generalista como el de San Sebastián debe ser capaz de definir una identidad que, en su caso, se resume en varias tendencias que parecen anularse entre ellas y restarle potencia (glamour, Iberoamérica, España, Europa, nuevos realizadores, cinematografías emergentes...). Lo peor que puede pasar es quedarse en tierra de nadie, y ése es el principal riesgo de un certamen que, por el bien de nuestra cinematografía, y de nuestra cinefilia, debe ser capaz de superar esa sensación de atasco; porque las fotos de Hitchcock paseando por Donostia ya nos las conocemos de memoria, y las últimas páginas del álbum se ven un tanto desangeladas.

17 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo creo que la competencia entre festivales siempre es buena ¿Por qué? Porque ayuda a los organizadores a estar siempre atentos, a mejorar todo lo posible para atraer a la gente, a los cineastas, actores, a sus películas...la competencia, en mi opinión, si es sana siempre tiene que verse como algo positivo que ayuda a evitar la relajación. O lo que es lo mismo, dormirse en los laureles.

Dcine dijo...

Pues que quieres que te diga, que tienes toda la razón.
Como ya sabrás es un festival al que realmente le tengo cariño. Llevo tres años acudiendo con acreditación y ya creo que más o menos lo voy conociendo -lo que me espera ahora que nos hemos lanzado con la nueva web...-, y si algo he comprobado es precisamente que todo lo que comentas es totalmente acertado. Entre los últimos e inexplicables premios Donostia -incluido el de este año, (Richard Gere es una estrella pero no precisamente un buen actor)-; la más que discutible selección de películas -tan pronto puedes ver una obra maestra indiscutible como una nadería absolutamente prescindible-, la mala asimilación del daño que últimamente le están causando festivales como el de Toronto o Roma -o, porqué no decirlo, incluso el de Sitges que desde que cambio su estrategia publicitaria le escamotea todos los años más de un interesante estreno- y esa extraña indefinición que comentas, la verdad es que este veterano festival comienza a dar serios signos de decadencia y se comienza a hacer ya casi imprescindible una necesaria renovación en todos los sentidos -como precisamente hizo el festival de Sitges que supo renovarse sin perder su esencia fantástica-.
Como muy bien dices, ojalá no se duerman en los laureles y se pongan las pilas cuanto antes, por su bien y por el de todos los cinéfilos.

Un saludo,
Barry Collins

rolo ridder dijo...

Es así amigo.
Calro esta que toda competencia exige un compromiso intra y extra y, los festivales de cine en estos tiempos se andan enrollando como un perro persiguiendo su cola o (siguiendo con los perros) haciendose los distraídos como perro que volteo la olla.
Saludos!
Pasate por limonchiflado que te he dado un premio!

Gustavo Pinela. dijo...

Quizá no venga mucho a cuento, pero a mi el tal VIGO MORTENSEN me ha defraudado, despues del papelón en el Sr. de los Anillos, con aquella barba, melenas al viento y aquel vozarrón majestuoso... aparece con ese bigotillo ridículo y su verdader voz parece de un niño de S.Ildefonso, muy mal, jajaja, que marujo soy.

Saludo;)

Rosenrod dijo...

Es cierto, Mykima; pero también es verdad que ha habido una verdadera inflación de festivales en los últimos tiempos; y no hay cine para todos (o al menos, no de estreno).

Bueno, Barry, me alegra que tú, con tu experiencia sobre el terreno, coincidas con mi apreciación. Esperemos que las cosas se enderecen, porque es cierto que el modelo ya parece más que agotado.

¡Anda! Pues por ahí que me paso, Rolocine.

¡Jajaja! Pues sí que es un comentario marujo, Gustavo, sí :) Lo que sí que parece es que "Promesas del Este" es todo un peliculón, con bigotito o no; a ver, a ver... ¡Ah! y bienvenido por aquí.

Un saludo para todos!

Luis Amézaga dijo...

Cuando aparece Richard Gere, el declive. Hace tiempo que el festival boquea.

Anónimo dijo...

los premios honorificos se dan con mucha alegria últimamene. Mat Dillon , por ejemplo, es muy bueno, pero podrías esperar aún veinte años para calibrar su carrera..

Faraonika dijo...

RICHARD GERE!!!Me tiembla todo cada vez que pienso en que se ha llevado un premio de este festival. Con la cantidad de carreras brillantes que hay en el mundo del cine...pero como siempre se busca la estrella que atraiga a más medios, más publicidad, más dinero, más cosas que alejan a este festival de lo más importante...el buen cine.

BUDOKAN dijo...

Este post es muy intersante porque planteas temas que son muy ciertos y casi todo el mundo omite a la hora de mencionar tan reconocido festival. Aquí a la distancia desconocía estas cuestiones. Saludos!

Rosenrod dijo...

Sí, la verdad es que es bastante pintoresco, Luis.

Creo que a Dillon aún le falta mucho, Jordi, por más que fuese, con mucho, lo mejor de "Crash".

¡Jajaja! ¡Qué susto, Faraónika! Creía que te temblaban las piernas al pensar en él... ;)

La verdad es que casi nadie habla de ello, Budokan; pero luego, en petit comité, todos los del gremio lo reconocen. O sea, que el problema está ahí, es un hecho.

Un saludo!

Cobre dijo...

No les suelo prestar demasiada atención a los festivales de cine, creo q es pq el bombo q se es da me agota bastante, pero gracias al estupendo análisis q has hecho me he enterado bastante de q va la vaina y te doy toda la razón. Es una pena q el Festival más internacional q tenemos se vaya apagando poco a poco.

Un saludo

Roger Crunch dijo...

¡Premio "Dedo en la llaga" de oro para el Sr. Rosenrod!

saludos!

Anónimo dijo...

Marinero (Alberto Q.)
www.lacoctelera.com/traslaspuertas

En efecto, Rosenrod, creo que esas fotos de Hitchcock paseando por San Sebastián las conocemos todos pero sobre todo porque es alguien digno de ser recordado.

Muchos otros que pasaron por allí en años posteriores quedarán en el olvido rápidamente (si es que no lo han hecho ya)

Saludos!!

Anónimo dijo...

...y que ganas tengo de ver la de Cronenberg..

Rosenrod dijo...

Creo que los festivales están obligados a reinventarse, Cobre, salvo quizá los dos o tres más importantes. La competencia, hoy en día, es feroz.

¡Jajajaja! Muchas gracias, Crunch.

Ya, Marinero, ése es el problema: que no hay equivalencias hoy en día; y los que podrían estar a la altura, no van a San Sebastián.

Pues yo ni te cuento, Jordi.

Un saludo y buen fin de semana!

Carles Rull dijo...

Lo peor es que les cuesta encontrar un cartel con buenas películas, de títulos con gancho.

Y es que San Sebastián, digamos, queda el último, en el calendario, de los festivales de categoría A.

Esto, unido a las películas que acaban ganando, algunas de indudable calidad, pero... un festival también necesita que las películas que ganan tengan repercusión o gusten, de lo contrario, permiar según que títulos no hace nada por favorecer el tirón de un festival.

Hace ya años, bastantes, que se plantea si no sería mejor que Zinemaldia pasara a otra categoría inferior (como Valladolid), lo que le permitiría no tener que contar con films inéditos, sino con lo más granado y atractivo del año.

Un saludo, Rosenrod (aún no he visto 'Disturbia! y con 'Guardianes del día' ya tuve suficiente con los de "la noche").

Mar dijo...

Nada... nada... que se pongan las pilas. Lo del Gere, desde luegoooo. Como siempre veo a medias las noticias, y he estado un tiempo un poco ida, pensé que el Gere iba para promocionar película y no para ningún galardón... anda que ya les vale.
He visto este fin de semana "Mataharis" (ná un capricho de una amiga mía), casi estoy cumpliendo con la legislación :) Me quedé con sensación de serie para la televisión.
Besillossss