21 diciembre 2008

¿POR QUÉ NOS GUSTA TANTO SHERLOCK HOLMES?

Con mucho retraso, pago con este post una deuda pendiente con mi buena amiga Lieschen. Hace algún tiempo, en su blog Kaffekantate (que os recomiendo encarecidamente, y no sólo por afecto), dedicó una entrada a un libro pequeño pero deslumbrante, La solución final, de Michael Chabon. Una de esas obras que engrosan el pequeño sub-subgénero dedicado a continuar las aventuras de Sherlock Holmes allí donde las dejó su creador, Sir Arthur Conan Doyle. Claro que, además, en el caso de Chabon ese personaje se insertaba en una realidad tan en apariencia ajena a él como la Segunda Guerra Mundial y los ecos del Holocausto, en los que sus habilidades como detective, que le han convertido en un venerable y casi olvidado famoso nonagenario, se muestran impotentes para penetrar un mundo en donde el Horror, así con mayúsculas, campa por sus respetos.

No voy a repetir aquí (¡no estoy tan loco como para osarlo!) el espléndido acercamiento que hace Lieschen en su breve texto al libro de Chabon. De hecho, en realidad quería utilizarlo como mera excusa para mencionar una tendencia que, en los últimos tiempos, parece enseñar la patita, y no sólo en el ámbito literario: Sherlock Holmes vuelve a interesar, y mucho. ¿Ejemplos? No faltan, y entre ellos destacan la mencionada nueva vida que
le insufla Chabon, emblema de toda una nueva generación de dotados autores que continúan, actualizan y expanden los universos arados por autores como Conan Doyle o Wells, o la espléndida novela de Julian Barnes, Arthur & George, apasionante retrato de dos personajes, uno de ellos el padre del detective, al que llega a imitar en un caso real para demostrar la inocencia de un joven de origen parsi absurda e injustamente condenado por unos crímenes de los que él era inocente, en lo que fue una especie de caso Dreyfuss británico.

Si a esto unimos que hay varias películas en marcha (la más sonada quizá sea la que firma el ex de Madonna, Guy
Ritchie, con Robert Downey Jr. en la piel del morfinómano detective), habría que preguntarse: ¿por qué nos sigue interesando Holmes, cuando otros personajes de idéntico éxito han caído en el baúl del olvido o las estanterías de los especialistas? Porque, no lo olvidemos, fue fruto de una época, la del esplendor del Imperio Británico, en la que aún se tenía una fe ciega en el Progreso (así, con mayestática capitular); y si ese Progreso existía era por la potencia de una mente humana capaz de enfrentar cualquier desafío. Así, la figura de un detective con un método deductivo ante el que cualquier enigma se rendía, no sólo tenía garantizado el éxito, sino también el convertirse en algo mucho mayor, en todo un símbolo del mundo ansiado y por venir.

Lo curioso es que en nuestros días, cuando la confianza en el progreso (al que hemos quitado, incluso, la mayúscula) está bajo mínimos, y se extiende la creencia de que el esfuerzo racional ha traído más desgracias que otra cosa (no se puede decir que el crédito de la Humanidad como especie y como entidad cotice demasiado últimamente), vuelva a resurgir ese icono. Claro que lo hace con diferentes ropajes: ¿o no es Grissom, el carismático pro
tagonista de C. S. I. Las Vegas, un Holmes adaptado a los nuevos tiempos? ¿No lo es el mismísimo doctor House? La diferencia estribaría en que tanto uno como otro, en realidad, necesitan de prótesis tecnológicas, de apoyos en los que proyectar su indudable inteligencia que, por sí misma, sería insuficiente para desentrañar el misterio. De hecho, quizá sea esa única y pequeña lección de humildad (la convicción de que, por sí solo, el ser humano está lejos de poder derrotar las fuerzas oscuras de la ignorancia) la que ha venido a sumarse al viejo icono. Por lo demás, sigue igual de fascinante. Y que dure.


Hasta los Teleñecos han contribuido a mantener vivo el mito de Sherlock Holmes. Aquí, en este divertido sketch, enfrentan al detective y su inseparable Watson con un caso imposible (está en inglés, pero no resulta nada difícil saber por qué van desapareciendo las pruebas del crimen)


Y hablando de cine...




My Blueberry Nights: Nada nuevo bajo el neón

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17 comentarios:

Anónimo dijo...

Alberto Q.
www.lacoctelera.com/traslaspuertas

Cuanto más veo sobre la peli más ganas me dan de verla.
¿Será tan interesante My blueberry nights como su cartel?

Saludos

Cèlia dijo...

M'ho he passat bé amb els "teleñecos"

Patricia Gardeu dijo...

Ummm... un mano a mano de Lieschen y Rosenrod...

fanyfa dijo...

La semana pasada me leí El perro de los Baskerville. Me encantó, y quiero seguir con Doyle cuando acabe con La Fundación de Asimov, que tengo para un buen rato.

Saludos.

pez dijo...

Sherlock Holmes es un detective especial igual porque es un mito que desde siempre lo hemos tenido presente ya sea como en Barrio Sésamo o en muchas películas, es algo parecido a los de Ágata Cristie.

Rosenrod dijo...

¡Claro que sí! Sherlock Holmes rules!!! :)

Un saludo!

Mary Lovecraft dijo...

Yo también adoro a Sherlock Holmes, pero el Sherlock Holmes de toda la vida, no me vengas con modercenes.
Me gustó la entrada :)

gracias por visitar mi blog de ficciones, te dejo un saludo.
Mary

Liz dijo...

había pensado regalas este libr para reyes y había leído opiniones de todas, aunque después de visitar a Lieschen es como para no pensarlo más.
Sherlock es atemporal, siempre una buena elección.

Felices Fiestas!

celebrador dijo...

Pues lo que es yo del Grisson ese siempre estoy esperando "la frase", a veces dos en un mismo capítulo, al estilo de:

"Se hará"

O similares

Anónimo dijo...

¡Felices Fiestas y un próspero 2009!. Espero que te guste nuestro detalle navideño que te espera en el blog.
¡Hasta el año que viene!
Besos multicolores.

Jobove - Reus dijo...

Es increíble que la naturaleza pida a gritos ayuda, pero más increíble es que nadie la escuche !!buenas fiestas!!

Roberto García dijo...

A mi My blueberry Nights no me transmite nada y me molesta tanto plano a través de cristaleras coloreadas y ralentís de cámara.

Por lo demás, solo desear una Feliz Navidad a todos!

Saludos!

Rosenrod dijo...

Bueno, veo que Sherlock Holmes, al menos, cuenta con más amigos unánimes que Wong Kar Wai :)

Un saludo!

Anónimo dijo...

habrá que echarle un ojo al librillo en cuanto termine con el que estoy! saludos y gracias por pasarte por mi blog

Anónimo dijo...

Pues yo que tengo muchas ganass de ver la nueva de Won Kar Wei, por lo qeu he leido es más de lo mismo, pero seguro que sales in beun sabor de boca.

Lieschen dijo...

Impresentable. Soy una impresentable que no tiene disculpa, ni perdón. Sólo ha tenido que pasar un siglo desde tu texto sobre Sherlock Holmes para que me digne a ponerte unas líneas... Muchas, muchísimas gracias por lo que me dices... ¡¡¡Me abrumas!!!

Me ha encantado tu texto. Y me ha llamado especialmente la atención las referencias que haces a la crisis de la convicción decimonónica en un progreso indefinido, ininterrumpido. Creo que el libro que me hizo entender qué prespuestos ocultaba esa idea y también la desolación que vivieron quienes asistieron a su derrumbe fue EL MUNDO DE AYER, las memorias de Stefan Zweig. Aunque también está en otros pasajes de su obra, aunque expresada de otro modo. Por ejemplo, creo recordar que en MOMENTOS ESTELARES DE LA HUMANIDAD, en el capítulo dedicado al tendido del cable telegráfico entre Europa y América, hay alguna alusión final al abatimiento que le provocaba la constatación de que el hombre estaba dispuesto a emplear los mismos recursos que le dieron poder sobre los elementos para liquidarse en la I Guerra Mundial. Y todavía estaba por llegar la II Guerra Mundial...
Me parece muy sugerente -aunque haya tardado un siglo en ponerlo por escrito- cómo relacionas la crisis de la idea de progreso con nuestro querido Sherlock Holmes y sus diversos "hijos".

Lieschen dijo...

¿Leíste ayer a Enric González?

http://www.elpais.com/articulo/Pantallas/XIX/elpepirtv/20090617elpepirtv_3/Tes

No sé de qué me suena lo que dice... ;)