03 junio 2006

CHUPARSE EL DEDO NO ES LO PEOR


No señor, visto lo visto, chuparse el dedo no es lo peor que puede pasarte en cuestión de adicciones. O lo que es lo mismo, de válvulas de escape para romper la monotonía y huir de una realidad asfixiante.

De eso, ni más ni menos, es de lo que nos habla Mike Mills en su opera prima, Thumbsucker, un título que viene a sumarse al goteo de películas bendecidas por Sundance en los últimos años, y que nos van llegando con una cierta regularidad: no están todas las que son pero, desde luego, sí que son todas las que están.

Y como en Hard Candy o en Capote, nos enfrentamos a la primera película de un director de videoclips. Algo que, a priori, nos debería poner en guardia (o por lo menos a los que pertenecemos a la generación que crecimos con los Tony Scott o Russell Mulcahy); pero los tiempos han cambiado y, a tenor de los resultados, casi dan ganas de decir que los nuevos videocliperos, o al menos los de la escena alternativa, vienen pertrechados con pretensiones más artísticas, si bien sigan sufriendo de una peligrosa tendencia a dejar una huella personal, venga o no a cuento, en sus obras.

Ni siquiera Thumbsucker, por lo demás un título bastante equilibrado, queda totalmente exento de ello (ahí está el ridículo plano de las moléculas químicas ensamblándose, pequeña gracieta modernilla que no pega ni con cola con la estética del resto de la película). Como sucedía en Capote, Mills opta por un ritmo pausado, que se apoya de manera casi exclusiva en panorámicas, y donde los travellings son escasos. Y todo ello para contarnos una historia que no es nueva (los problemas de un adolescente para encontrar su hueco en un mundo angustiosamente vacío y desilusionante), pero que encuentra en su adicción a chuparse el dedo una original forma de expresarlo.

En un entorno en el que no importa cómo eres sino lo que pareces, ni lo que piensas sino cómo lo expresas (genial el retrato de esa estupidez llamada "clubs de debate", donde grupos de alumnos compiten a nivel estatal defendiendo unas veces una postura y otras la contraria, con una agilidad que haría la delicia de los sofistas), tener la costumbre de encontrar paz y sosiego llevándote el pulgar a la boca puede ser algo intolerable; hasta el punto de que
, para compensar la falta de confianza que le produce al protagonista la extirpación de tan nefanda costumbre, los padres aceptan de buen grado que la sustituya por una adicción a los estimulantes, bien regulados, eso sí, por la correspondiente autoridad médica.

Por eso, no es de extrañar que Justin (justos premios en Sundance y Berlín para Lou Taylor Pucci) atraviese los diecisiete años de bandazo en bandazo, porque los adultos que le rodean no tienen una situación mucho mejor: su padre rumia en silencio su frustración por no haber llegado a ser la estrella del deporte que prometía llegar a ser (y que, al contrario que en las películas típica y estúpidamente hollywoodienses, en las que el progenitor se realiza a posteriori a través del hijo, en este caso cualquier avance del suyo le fastidia enormemente porque amenaza con dejarle a solas con su frustración), su madre (Tilda Swinton, tan bien en un papel en las antípodas del de Las crónicas de Narnia, donde era lo único decente) sortea su inseguridad trabajando en una clínica de rehabilitación para famosos, mientras que su profesor (estupendo Vince Vaughn) parece únicamente volcado en que sus pupilos se lleven todos los premios posibles, para su novia el sexo y la marihuana no son más que cosas nuevas a experimentar y que se agotan en sí mismas, y su dentista-gurú (anodina interpretación de Keanu Reeves) oscila del hippismo ingenuo al utilitarismo puro.

Todos ellos habitan casas con habitaciones de colores apagados y levemente asfixiantes, iluminadas con luz artificial, en la que apenas penetran los rayos de sol y donde abundan los espejos en los que se reflejan los personajes, de tal forma que, muchas veces, vemos antes su reflejo que la imagen real, como una metáfora de lo que verdaderamente les sucede. Y, como tantas veces en el caso de una opera prima (como ya sucediera con la irregular pero a ratos prodigiosa Everything Is Illuminated), sin alcanzar la maestría, la película ofrece los suficientes puntos de interés como para anotar el nombre de Mike Mills en la lista de nuevos valores a seguir. Esperemos que la serpiente del Edén de los Modernillos no le pierda, y que los toques que aparecen a lo largo de esta película no crezcan y se desarrollen cual virus mutantes (el sujeto ha sido diagnosticado como perteneciente a ese grupo de riesgo liderado por la niña Coppola; se recomienda estudiar con atención su evolución para prevenir la aparición del síntoma conocido como sarpullido guay).


THUMBSUCKER. Thumbsucker. EE. UU., 2005. Color, 96 min. Director y guión: Mike Mills (guión basado en el libro de Walter Kirn). Intérpretes: Lou Taylor Pucci, Tilda Swinton, Vince Vaughn, Vincent D'Onofrio, Keanu Reeves, Benjamin Bratt, Kelli Garner. Fotografía: Joaquín Baca-Asay. Música: Tim Delaughter. Productores: Anthony Bregman, Bob Stephenson. Vista en: Cine.

6 comentarios:

Matías Cobo dijo...

Jeje, qué buena y acertada esta recomendación tuya respecto al director: "Se recomienda estudiar con atención su evolución para prevenir la aparición del síntoma conocido como sarpullido guay". La peli no la he visto y, difícilmente, tendré oportunidad de verla, ante el colapso de superproducciones que ha desembarcado en mi humilde terruño (Jaén). Pero ya he oído comentarios muy en la línea del tuyo: interesante, aunque redunde en el poco original tema del adolescente inadaptado.

Rosenrod dijo...

Sí, hay que reconocer que es un grupo con una enorme inventiva y dominio visual, pero que a veces parecen demasiado condicionados por la necesidad de tener que ser geniales desde la primera película. Por eso pienso que es su principal riesgo, y lo que me hace esperar con auténtica mezcla de emociones la nueva de Sophia Coppola: las dos primeras me encantaron pero, ¿ocurrirá lo mismo con la tercera o atravesará la fina línea que separa lo ridículo o pedante de la maravilla? Veremos, veremos...

Disfruta tus sesiones jienenses; aquí en Madrid, por el contrario, uno tiene la sensación de enfrentarse a una laaaaaaarga sequía. Claro que es, también, el momento en el que uno encuentra joyas inesperadas. Veremos si este año también se cumple.

Libertino dijo...

PONGA UN KAUFMAN EN SU VIDA
Eso mismo le recomendé en su momento a David O. Russell, cuando me estafó con sus Extrañas coincidencias, (por cierto, muy parecido el poster) y eso mismo es lo que le recomiendo también a Mike Mills después de que el muy bastardo me estafase (iba invitado, no podré volver a quedar con esa persona!!!) con su estúpida, sosa, fría y aburridísima Thumbsucker.
Golpe bajo hecho película, es tan imposible meterse dentro de la trama (que por cierto, es una anécdota sin más) y tan difícil de creer a cada personaje que el único sentimiento que provoca en el espectador es el hastío.
Con un repertorio inolvidable de Keanu Reeves haciendo de dentista filósofo y otro de Vincent D´Onofrio como cabeza de familia hablamos de una pretenciosa película de difícil digestión.
Spike Jonze es un tipo muy listo, contrató a un guionista que le retaba a forzar su poderío al máximo para no caer en la más absoluta miseria.
Gondry también lo hizo.
Rayos, incluso el todopoderoso Clooney lo hizo.
¿Quién te crees que eres, listillo?
Me da igual que hayas salido victorioso de Sundance, eso también lo hizo Kevin Smith y mira donde está ahora. (Uy que ventajista soy cuando me intereeesaaa)
Si quereis buen indie, The Station agent, The good girl o The Woodsman, por ejemplo.
Un 3.
eL 3 POR bENJAMIN bRATT.

Rosenrod dijo...

¡Jajajajaja, Libertino! ¡Insuperable! ¿Qué más se puede añadir?

¡Un saludo!

Anónimo dijo...

Ultimamente cada vez que nos venden una peli como independiente esperas encontrarte algo novedoso, que te sorprenda, con caras nuevas... y vas y te encuentras con esto: lo mismo de siempre. Adolescente inadaptado que acaba triunfando (la forma de triunfar es irse de donde vive o volver a donde vivia, ojo!!).
Por favor, quiero algo nuevo YA.
Eso si, estos actorcitos con carrera que se cuelan (bien porque lo buscan, bien porque no tienen otra cosa) al final son los que hacen que la peli valga algo la pena.. Tilda, Keanu, Vince y Vincent... bravo por vosotros.

Rosenrod dijo...

Pues no te falta razón, Spanish... pero a Keanu lo borraría de la lista. Un poco perdido le veo.

Un saludo y ¡bienvenido!