Puede decirse que existen, a grandes rasgos, dos Ken Loach: por un lado, está el cronista de la lucha diaria de los habitantes por sacar la cabeza en los barrios y ciudades depauperadas de una Inglaterra entregada con ardor al neocapitalismo (corriente en la que se integrarían títulos como Ladybird Ladybird, Lloviendo piedras o Dulces dieciséis); y otro, el que podríamos llamar "Loach didáctico", empecinado en un gran proyecto explicativo de por qué el sueño de la revolución socialista se esfumó en la Europa del siglo XX.
Este último Loach es el que firmó Tierra y libertad y es el que ahora nos trae El viento que agita la cebada, sorpresiva ganadora de la Palma de Oro en el último Festival de Cannes, y que ha levantado una auténtica tormenta en su país de origen, al situarse en la lucha por la independencia irlandesa y la posterior guerra civil, un período aún hoy poco menos que tabú en el reino de Su Graciosa Majestad.
Y sin embargo, cuando uno termina de ver la larga epopeya centrada en dos hermanos que luchan codo con codo contra los ocupantes británicos para luego verse enfrentados por sus posiciones contrapuestas respecto al primer tratado de autonomía, es inevitable la sensación de que, en realidad, bajo esta historia evidente late otra, la que verdaderamente Loach quería contar, y que la hermana profundamente con su película de la Guerra Civil española: si en ésta se nos narraba la purga de los troskistas en el bando republicano, a manos de los comunistas teledirigidos por Stalin, en ésta toma partido por el bando que no se conforma con una independencia que mantenga los viejos privilegios de los ricos, sino que quiere ir más allá para conseguir no sólo una Irlanda independiente del Imperio Británico sino, además, una Irlanda socialista.
Tanto unos como otros tienen en común el hecho de que fueron los perdedores en sus respectivos escenarios, en una época convulsa en la que la semilla revolucionaria prendía en cada rincón de Europa. Y así, El viento que agita la cebada se convierte en una auténtica película de tesis, lo que acaba derivando en problemas que impiden que la cinta levante el vuelo y supere el aprobado raspado, lo que hace más irónico que sea precisamente por ésta por la que se haya llevado un galardón como el de Cannes, que podía haber ganado por otras cintas bastante mejores en pasadas ediciones.
El maniqueísmo que se ha señalado como principal defecto en las películas de Loach, justificado en muchas ocasiones por su nada escondida posición ideológica y por ese mismo afán didáctico, llega en esta ocasión al paroxismo, presentando al ejército británico como una auténtica jauría de fieras sin ningún rasgo humano, bestias asesinas capaces de matar a un chico sólo porque se niega a dar su nombre en inglés, crueles hasta el extremo a la hora de torturar a un preso y malvadas por definición.
Algo que, por otro lado, ha sido siempre así en las películas que hablan de las nacionalidades oprimidas por los ingleses en sus propias islas (y si no, ahí tenemos ejemplos del cine comercial como Braveheart o Rob Roy), pero que en esta ocasión chirría desde el momento en el que se nos cuenta que el bando pro-Tratado pasa a ser armado y utilizado por los ingleses para hacerles el trabajo sucio y reprimir a los independentistas: les vemos utilizar las mismas cárceles, uniformes y métodos, fusilar a los que hasta entonces fueron sus compañeros... pero en su caso sus rasgos siguen siendo humanos; hacen lo mismo que los ingleses, pero ellos no son bestias, porque son irlandeses. Una trampa demasiado evidente, que resta contundencia a la manera en como se nos transmite el mensaje.
A pesar de demostrar en numerosas escenas que Loach sigue siendo un gran cineasta, con esa planificación tan personal de las secuencias, construidas con planos abiertos que buscan ir más allá del personaje individual para hablarnos del colectivo, hasta el punto de que el protagonista, Cillian Murphy, tiene sólo algo más de presencia que el resto de sus compañeros, la película, a pesar de utilizar la crónica épica para construir su discurso, no emociona quizá, en parte, por esa evidencia del truco. Y esa falta de identificación con los protagonistas resulta más sorprendente si tenemos en cuenta que Loach y su guionista, Paul Lavery, son maestros en construir personajes con los que el espectador simpatiza desde un primer momento y permite que veamos el mundo a través de su mirada, exactamente la misma de su director (y si no, basta con recordar los estupendos resultados que al respecto obtenía en Mi nombre es Joe o Riff-Raff).
Para nosotros, que observamos la historia de la lucha de Irlanda por su independencia desde una posición de meros espectadores, El viento que agita la cebada carece de la capacidad revulsiva que ha demostrado en su país de origen (y, por lo que se ve, en Cannes, cuyas Palmas de Oro llevan varios años bastante descafeinadas) y se queda, así, en una película "típica" de Loach, en la que los aciertos no deslumbran y los puntos débiles pesan demasiado.
Sólo cabe esperar que no sea un signo de agotamiento: al fin y al cabo, lo mismo le sucedió con La canción de Carla, y luego logró remontar el vuelo.
EL VIENTO QUE AGITA LA CEBADA. The Wind That Shakes the Barley. Alemania, Italia, España, Francia, Irlanda, Reino Unido, 2006. Color, 127 min. Director: Ken Loach. Intérpretes: Cillian Murphy, Padraic Delaney, Liam Cunningham, Gerard Kearney, William Ruane. Guión: Paul Laverty. Fotografía: Barry Ackroyd. Música: George Fenton. Producción: Rebecca O'Brien, Redmond Morris. Vista en: Cine.
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Hace 18 horas
16 comentarios:
En general me gustan las historias donde no intentan venderme nada. Las historias que me dan que pensar. El título me resultó hipnótico pero si no emociona que importa quién sea el director y cuántas palmas le den. Digo a mí, claro.
Buenas noches y un placer leer otro poco acerca del cine. Vamos, es que lo cuentas también, que apetece :)
El problema de Loach es que se le ve demasiado el plumero. Trata al público como si fueran niños tontos. Incluso cuando puedas estar a favor de su posición política o ideológica, te sientes insultado por la forma en que adoctrina, sesga la realidad y bipolariza a los bandos. Sé que la mayoría de la gente no lo ve así, y cree que si una película comulga con sus ideas ya es automáticamente buena, pero a mí estas cosas me chirrían vengan de quien vengan. De hecho, me chirrían todavía más si estoy de acuerdo con lo que plantea, porque es que así no se va a ningún sitio, oyes.
Todavía no la he visto, porque ya no quedaban entradas y al final nos metimos a ver "Salvador", que deu n'hi do también el maquillaje que lleva puesto encima, tanto en lo ideológico, como en lo dramático como en la estética XD
Hola, a tod@s,
Tranquilo, Kesher,
Yo tampoco he visto aún nada de Kiarostami, y por eso tan tranquilo.
Pero si puedes ve algunas de sus películas, que merecen la pena.
Iñaki
Vaya, tampoco he tenido la oportunidad de echarle un ojo a nada del trabajo de Ken Loach. ¿Alguna película con la que empezar?
Ya que aún no le he visto, comentaré un par de cosas de Loach.
El cine de Ken Loach es panfletario desde el primer hasta el último minuto. No se conforma con adoctrinar, pretender convencer, de un modo poco legítimo, de que sus puntos de vista son los correctos y los demás están equivocados. Todo ello no tiene porqué ser un handicap. "Agenda Oculta" es espléndida. También "Lloviendo Piedras" o "Riff-Raff". En otras ocasiones su cine hace aguas por todas partes. De hecho es "Tierra y Libertad" una de las más aburridas películas que he tenído la desgracia de ver en un sala de cine. Si añadimos el componente panfletario, en esas ocasiones la experiencia se convierte en pesadilla.
Loach es irregular, ese es su mayor pecado, más que su prescindible carga ideológica.
Ese matiz del que hablas acerca de lo que vale una vida en función de quién sea el que la quite, ya la formuló David Lean en "La hija de Ryan" (Los soldados ingleses también sangran, también tienen mujeres e hijos). Y es que por muy justa que sea la causa que defiendas, pegarle un tiro en la nuca a un tipo siempre será una abominación.
Yo la he visto y todavñia no se cómo comentarla...diox no se de verdad...he leido tantas cosas...
Saludos!!
Tienes razón, Kasandra; como decía Marnie en su blog, parece casi un título de una película oriental... y ya ves, poco que ver (está tomado de la letra de una canción popular irlandesa).
Totalmente de acuerdo contigo, Marnie. Y me encanta ese comentario de "Salvador"; ¡qué listo ha sido Manuel Huerga!
Pues también es verdad, Jinete. Y bienvenido por aquí.
Pues claro que me lo creo, Kesher; ¡tantas cosas por ver, lo raro es haberlo visto todo!
Hola, Iñaki; y que conste que compartimos prevención con Kiarostami (aunque, en mi caso, yo sí que he visto alguna).
Lucinda, a mí me gusta sobre todo el Loach que habla de la gente de la calle; suelen ser películas donde funciona mejor la historia, porque la carga ideológica cuela mejor. De esas, a mí me encantan "Ladybird Ladybird" (creo que es de los mayores dramas que haya visto en una pantalla), "Mi nombre es Joe", "Lloviendo piedras" o "Dulces dieciséis2. Si te interesa la otra vertiente, prueba con "Tierra y libertad", ambientada en la Guerra Civil, una película creo con tantos defensores como detractores. Es un director que, eso no se puede negar, es capaz de contar como nadie una historia, si bien su principal problema lo ha resumido muy bien Marnie. Pero al menos no se puede decir que engañe, aquí no hay maquillaje alguno, es de esa rara especie en peligro de extinción de cineasta ideológico al 100% como quedan pocos (Guediguian y casi pare usted de contar).
Álex, estoy casi de acuerdo contigo... salvo en lo de "Tierra y libertad": a mí me gustó, pero no la he vuelto a ver, y tengo serias reservas de que el recuerdo que conservo responda a la realidad. Por si acaso, prefiero dejarlo ahí. Como digo, me gusta más el Loach "contemporáneo". Y me encanta tu mención a "La hija de Ryan", un Lean que demasiadas veces, e injustamente, ha sido considerado menor. ¡Qué historia más dura!
Álex, simplemente déjate llevar por tu gusto y tu criterio. He leído que escribías en algún blog (creo que en el de Rebe) que te gustó; eso es lo que importa.
Gracias a todos!
Yo tampoco he visto...
Decir que sobre Braveheart, para mí una de las películas que más emoción me causan, hay una crítica en mi blog hecha.
Un saludo, y buena semana!
Menuda forma de escribir Tan Bien que tengo a veces. Imagino que algún día por hablar como pienso te dejaré un hábreme la puerta o algo así :)
Besos de visita
Os habéis olvidado decir que "Tierra y libertad" recrea escenas de "Homenaje a Cataluña", de George Orwell ;) (sí, el de "1984")
Hola Rosenrod, ya se que no viene al caso, pero he colgado un nuevo cutre corto en mi blog.
Saludos ;)
¡qué razón tiene Marnie! Se le nota el plumero. Con todo creo que sabe contar muchas verdades y aunque parezca mentira en ocasiones revestirlas de honestidad; aunque pese a todo sepamos a donde nos quiere conducir. El viengo agitó la cebaba... empieza a ser una más en su filmografía, sin demasiada personalidad
Y lo más raro de todo es que un jurado presidido por Wong Kar Wai de la Palma de oro a alguien que lleva tantos años anclado en la misma película. A mí su cine me gusta unas veces y me satura otras por las razones que habéis expuesto, pero de momento no creo que lo intente con ésta.
Ah, y para mí "La hija de Ryan" es la mejor película de la etapa grandilocuente de Lean. Totalmente a reivindicar
Saludos!!
Le echaré un vistazo, Darth. Un saludo.
¡Jaja!, no te preocupes, Kasandra: mayores barbaridades se me han escapado a mí otras veces, te lo aseguro.
Tienes razón, Galoy; el libro de Orwell, donde cuenta su participación en la Guerra Civil en Cataluña, es una de las fuentes de inspiración para Loach y Laverty.
Lo veré, Director's. A ver qué tal...
Tú lo has dicho, Pequeñoibán. Pero no se le puede negar que de narración cinematográfica sabe mucho, muchísimo.
Toda la razón, Daniel: ¿Kar Wai y Loach...? El agua y el aceite casarían mejor :)
Gracias a todos!
Ken Loach, me encanta "Tierra y lLibertad" me apasiona, pero delante de tu blog me rindo ha hacerle alguna reseña o crítica, me has quitado las palabras de la boca.
Besos
¡Mujer, tampoco es eso! Repito que a mí me gustó "Tierra y libertad"... De hecho, cuantas más vueltas le doy, más parecidos veo entre "El viento..." y ésta (lo que, evidentemente, no juega en favor de la irlandesa).
Un saludo!
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