08 junio 2006

TE ESTOY LLAMANDO


Una película sobre las diferentes formas en las que se encarna la soledad: soledades absolutas, acompañadas, buscadas... Casi veinte años después de su realización, Bagdad Café sigue conservando una frescura nacida de la sencillez de su historia: los conflictos que en ella se nos muestran se resuelven, nunca mejor dicho, como por arte de magia (Jasmin logra volver al café después de tener que abandonarlo por caducarle su visado de turista, Brenda se reconcilia con su marido y la armonía familiar retorna, Rudi encuentra a su musa y rompe su aislamiento...). Sólo Debby, la sofisticada y quizá prostituida tatuadora, abandona el nido de paz y convivencia en que se convierte el Bagdad Café: «demasiada armonía», proclama, mientras huye atolondradamente, y el resto de los personajes le suplica: «eres como de la familia».

Una familia extraña, sí; pero familia, al fin y al cabo. Lo de menos es el escenario; o bueno, mejor dicho no, porque ese vetusto establecimiento perdido en medio de algún lugar del desierto de Nevada, es el lugar ideal para que desaparezca cualquier referencia a una vida anterior. Lo que no importa es que sea de unos improbables Estados Unidos, ni que Jasmin y su esposo atraviesen la calurosa carretera enfundados en imposibles trajes tradicionales ¿bávaros? ¿tiroleses? Como no importa que se trate de personajes escasamente originales, que hemos visto decenas de veces en otras películas. Pero en pocas como en ésta, por alguna extraña conjunción que no se sabe si tiene más de alquimia que de química, funcionan tan bien.

Una película cuyo comienzo es algo desalentador, porque resulta demasiado surrealista, con la fotografía saturada de luz solar y unos encuadres casi aberrantes. Una secuencia muda, bajo un soniquete de música de banda teutona, que no sabemos cómo interpretar. Y, de repente, surge el milagro: empiezan los títulos de crédito, y la preciosa voz de Jevetta Steele irrumpe, como si viniera de otra película diferente, y empieza a decirnos:
«There's a road from Las Vegas to nowhere...», las primeras palabras de una de las mejores canciones compuestas nunca para una banda sonora. Y entonces, sí, todo cambia, y nos dejamos llevar, porque es la canción la que nos da la pista de cómo tenemos que verla, la pista de la soledad.

Y quizá en esa sencillez, en esos momentos de una ingenuidad deliciosa (como cuando Jasmin empieza a limpiar y ordenar el café, y vemos dos texturas diferentes en la imagen: saturada y sucia en la parte aún por adecentar, con un cielo azul y cristalino en la ya arreglada), es donde radica el encanto de una película que sortea pronto el peligro de la pedantería cultureta. Sabemos entonces lo que estamos viendo, porque todos nos reconocemos en alguno de los excéntricos habitantes del motel y, como en Cheers, nos gustaría estar allí, ver a Brenda discutir con el mundo entero, admirar los trucos de magia de Jasmin e, incluso, contemplar el efecto del doble sol en el desierto mientras una música suave nos dice: «I’m calling you...»

BAGDAD CAFÉ. Bagdad Cafe. Alemania Occidental, EE. UU., 1987. Color, 108 min. Director: Percy Adlon. Intérpretes: Marianne Sägebrecht, Cch Pounder, Jack Palance, Christine Kaufmann. Guión: Eleonore Adlon, Percy Adlon. Fotografía: Bernd Heinl. Música: Bob Telson, Lee Breuer. Productores: Eleonore Adlon, Percy Adlon. Vista en: DVD (colección Cine Europeo, de El País)

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Me apunto el título...q esta vez no la he visto y a ver si en breve te puedo comentar q me parece

Por cierto si que era el cartel del ciclo de Ciencia Ficción al que creo q iré.. si al final voy ya te contaré!

Anónimo dijo...

Esta película la vi por primera y única vez al cabo de unos pocos años de que se estrenara (recuerdo que en la época del estreno la canción que mencionas no paraba de sonar por todas partes), y por eso no la tengo demasiado fresca en la memoria, pero sí recuerdo que era inusual y cercana a la vez.

Voy a tener que revisarla algún día de éstos ;)

Rosenrod dijo...

Ysi: envidia me das; espero que nos traigas algún descubrimiento. Ya nos cuentas, aunque veo que sigue la fiebre de los "remakes" con "Las colinas tienen ojos"

marnie: al volverla a ver, temí que el tiempo jugara en su contra (ya sabes, uno suele recordar las cosas mejor de como son), pero me sorprendió. Eso sí: la copia que está editada en DVD es bastante mala.

Besos y abrazos a los dos. Un placer leeros (con el permiso del renqueante Blogger, claro)

Matías Cobo dijo...

No he visto la película, pero comentarios como éste "...sabemos entonces lo que estamos viendo, porque todos nos reconocemos en alguno de los excéntricos habitantes del motel y, como en Cheers, nos gustaría estar allí...", me invitan a ello.

Por cierto, aunque no guarde relación, te quería hacer una sugerencia, Rosenrod. El otro día daban por La 2 la peli 'Dioses y Monstruos' (el reseñista de tele de 'El País' la ponía muy bien). No pude verla ni grabarla, lo que era mi intención, porque esta semana estuve fuera de casa, pero, dado el nombre de tu blog, me imagino que tú la conocerás bastante bien. Si te parece, cuando te apetezca y puedes, le podrías dedicar unas líneas. Tengo curiosidad, y si merece la pena, la intentaré localizar en DVD.

Rosenrod dijo...

Buena idea, Matía. Recojo el guante...

Pol dijo...

La tengo pendiente pero aún así adoro el "Calling You" de Jevetta Steele...Uno de los temas más sensuales para según que momentos ;)

Rosenrod dijo...

Sí, señor. Y sin embargo, también enormemente triste si te pilla en un mal momento...

Raccord dijo...

Pues a mi me pareció bastante ñoña... No hay ni un sólo momento de tensión. El "gran clímax" es cuando la echan de EEUU, pero en seguida vuelve. Es que no deja tiempo ni a que le echen de menos!

La escena del boumerang y la canción, lo mejor con diferencia.

Rosenrod dijo...

Hola, raccord, bienvenido.

Sí, es cierto que la película se mueve en el filo, y supongo que depende del gusto, el estado de ánimo personal... de muchas cosas: basta un suave empujón para caer del lado de la ñoñería; pero, si mantiene el equilibrio, deja el buen sabor de boca de las películas agradables y sin complicaciones: de ahí que todos los problemas se solucionen como por arte de magia. Desde luego, quien busque dramones, que no acuda a ésta.

Un saludo.

La estatua del jardín botánico dijo...

Vi esta película cuando era una auténtica enana y recuerdo dos cosas: la música y el azul del cielo. Tengo ganas de verla otra vez. Primera visita a tu blog. Muy interesante. A mi ciudad no llegan ni la mitad de las películas y, cuando llegan, están una o dos semanas en cartel si no son superproducciones. Leyéndote puedo verlas, de una forma rara, pero verlas.

Rosenrod dijo...

Hola, Estatua, bienvenida. Gracias por leerme, espero que al menos te sirva para darte pistas por si alguna vez pasan por delante de ti algunas de estas películas.

Y si vuelves a ver "Bagdad...", verás que la música y el azul del cielo siguen ahí :)

Un saludo!

Anónimo dijo...

aescucho la cancion mientras escribo este comentario, para mi la cancion en si vale por toda la pelicula y es suficiente para evocarla y para trasladarme a un estado entre la melancolia y la alegria. Y supongo que eso es tb lo que buscaba transmitir la pelicula.

Rosenrod dijo...

Sí señor, Anónimo: pocas veces una película estuvo tan unida a una canción.

Un saludo, y gracias por pasarte por aquí!