09 octubre 2006

INDIVISIBLES COMO LA VERDAD


Emparedada entre el glamour de El diablo viste de Prada y el delirio divertido y gamberro de Serpientes en el avión, se ha estrenado esta semana una película que viene a confirmar que el hasta hace poco comatoso cine alemán está dando síntomas de recuperación. Y lo hace con la adaptación de Las partículas elementales, quintaesencia temática de uno de los autores más revulsivos y polémicos de los últimos tiempos, Michel Houellebecq, y que logró el más difícil todavía al desbordar los estrechos límites de la crítica literaria para convertirse en un auténtico best seller.

Y no era fácil, pues el texto de Houellebecq pone el dedo en la llaga sobre lo que él considera el cáncer que está corroyendo nuestra sociedad, y que no es otro que la imposibilidad de alcanzar la felicidad en un sistema que hiperestimula a sus miembros para luego cercenar de raíz cualquier posibilidad de satisfacción de los deseos. Así, el resultado es una masa de individuos desorientados, reprimidos y tristes, con continua conciencia de su mortalidad, del tiempo que rápidamente se agota a cambio de nada. En suma, no sería descabellado decir que Houellebecq es el máximo heredero del existencialismo (o, al menos, el que más éxito tiene de todos sus continuadores).

Sexo, (miedo a la) muerte y enfermedad es la santísima trinidad del universo houellebecquiano, que paradójicamente es atacado por la crítica más conservadora cuando, en realidad, viene a coincidir con ella al señalar que esta situación asfixiante no es más que la herencia envenenada de la revolución moral y social de los sesenta. Pero claro, ahí termina la similitud, porque sus páginas están llenas de explícitos episodios al límite que rebosan de "incorrección política" (o de "incivismo", bonito palabro de nueva acuñación, y que lo mismo vale para un cóctel molotov que para un papel tirado al suelo).

Con estas premisas, no era fácil abordar su traslación al cine; pero Oskar Roehler, uno de los valores en alza del cine alemán, ha cogido el toro por los cuernos desde su doble responsabilidad como director y guionista, y ha conseguido un buen resultado, aunque descafeinado con respecto al libro. Ayudado por un reparto inspirado, levanta la historia de dos hermanastros: Michael, un superdotado matemático metido a genetista en busca del descubrimiento de un método de reproducción asexuado que nos sumerja de lleno en una sociedad como la de Un mundo feliz de Huxley; y de Bruno, acosado con una hiperexcitación sexual no resuelta que hace añicos su vida, con un discurso racista y reaccionario que oculta una extrema vulnerabilidad que le empuja una y otra vez al litio y el psiquiátrico (e interpretado por un prodigioso Moritz Bleibtreu, que tiene el nada despreciable mérito de humanizar un personaje tan desagradable sobre el papel, lo que le valió un merecido Oso de Plata al Mejor Actor en el Festival de Berlín de este año).

Ambos hermanos, crecidos sin ninguna referencia materna o paterna (su madre huyó a la India a vivir la utopía hippie, y respecto a los padres, sólo llegamos a conocer al de Bruno, un cirujano plástico que pasó de la riqueza a la ruina más absoluta por ser tan orgulloso de centrarse sólo en retocar narices al creer que los implantes de pecho tendrían poco éxito, y que predice que lo mismo les pasará a los médicos que no se suban en nuestros días al carro del alargamiento de pene), luchan contra su desconcierto de maneras opuestas: así, Michael se sumerge en sus investigaciones, pues sólo en la frialdad y seguridad de los números puede escapar del desorden, una seguridad que ejemplifica en las partículas elementales, "tan indivisibles como la verdad".


Bruno, por el contrario, da bandazos de un lado para otro. Egoísta a más no poder, deseoso de ser querido pero con un profundo bloqueo emocional que le impide demostrar cariño hacia nadie, ejerce como profesor de literatura sin ninguna vocación, se consume entre una esposa a la que ya no desea, sufre de una falta total de instinto paternal (llega a mezclarle tranquilizantes en el biberón al bebé para que deje de llorar) y, despreciado por los que le rodean, acaba sumido en una dura soledad que le termina desequilibrando y convirtiendo en carne de psiquiatra.

Y es también la historia de las mujeres que conocen, igualmente desnortadas, incapaces de sacar ningún provecho de su aparente liberalización, ninfómana la que conoce Bruno (estupenda Martina Gedeck, la protagonista de Deliciosa Martha), atrapada por la obligada infertilidad y fracasada en el amor la de Michael, del que está enamorada desde niña (Franka Potente, tan bien como siempre). Dos complementos de soledad, fracaso y frustración que cierran un cuadrado deprimente y desalentador.

La película, si bien rebaja el tono del libro, mantiene aún así varias escenas destinadas a remarcar las líneas argumentales de la novela, en las que la crueldad, el sexo como huida que se agota en sí mismo (en la secuencia del club de intercambio de parejas, podemos ver al mismo Houellebecq haciendo un cameo), lo patético y lo mortuorio se muestran sin tapujos (como el plano del desentierro del cadáver de la abuela, que debe ser trasladado para que pase una carretera, y del que la cámara, en posición cenital, no nos ahorra ningún detalle).

El resultado, sin embargo, termina trascendiendo lo provocador para abrirse a lo dramático cuando la tragedia llama a la puerta de los protagonistas. Y nos deja una conclusión con, quizá, buena dosis de ironía: el único remedio para la infelicidad será el éxito de los descubrimientos de Michael; o lo que es lo mismo, un mundo donde el sexo deje de ser necesario para mantener la apariencia de inmortalidad que supone la paternidad, y del que los dos protagonistas, por una serie de fatalidades impuestas, acabarán siendo precursores.

Una solución extrema en la que, sin embargo, aún siguen viéndose las finas grietas que marca la necesidad del amor, un sentimiento fuera de todo cálculo e imposible de satisfacer en plenitud. O eso, al menos, nos dicen Houellebecq y Roehler.

LAS PARTÍCULAS ELEMENTALES. Elementarteilchen. Alemania, 2006. Color, 105 min. Dirección y guión: Oskar Roehler. Intérpretes: Moritz Bleibtreu, Christian Ulmen, Martina Gedeck, Franka Potente, Nina Hoss, Uwe Ochsenknecht. Fotografía: Carl-Friedrich Koschnick. Música: Martin Todsharow. Producción: Oliver Berben, Bernd Eichinger. Vista en: Cine.

[+] Las partículas elementales: M. Houellebecq, en The Memphis Blues

27 comentarios:

Anónimo dijo...

He de decir que ni me había enterado de que había salido. Me temo que me ha podido el (falso) glamour de El diablo viste de Prada... pero ahora que la conozco, ¿quién sabe?

Un saludo!

JRB dijo...

Lo sigo diciendo; me encantan tus críticas.

Lei esta novela hace tiempo y espero poder ver la película pronto.

Quizá le ocurra como a la adaptación de "La insoportable levedad del ser", que es una simplificación radical de la novela (porque es un libro prácticamente imposible de llevar al cine), pero que como película, si no haces comparaciones con el original literario, es muy resultona.

Vade Retro dijo...

Después de leerte me animas a verla y mira que no estaba en mis planes.
Un beso.
PD:Gracias por contestar.

Anónimo dijo...

Rosenrod, creo que echaré mano del libro y más tarde le daré un vistazo a la peli a ver que tal, pero eso en cuanto termine, por segunda vez, "El corazón de las tinieblas", una de las novelas más inteligentemente llevadas al cine.
Un saludo Rosenrod, es usted una máquina de digerir cine ;)

Natalia Book dijo...

Me gusta la apreciación de Galoy sobre "El corazón de las tinieblas". Me gustaría recordar que incluso una parte del último "King-Kong" está basada en ese libro.
En cuanto a "Las partículas...", espero que aquí nos la estrenen pronto, ya que parecemos ciudadanos de segunda. Yo ya he leído el libro y os recomiendo su lectura. Seguro que hay opiniones de todo tipo, pero creo que merece la pena. Yo también prefiero leer el libro antes de ver las películas.
Saludos

Anónimo dijo...

Estuve a punto de leerme el libro, pero al final lo dejé en los pendientes. Lo que más me llamó la atención de la peli fue el cartel-homenaje a Edward Hopper, pero creo que la dejaré para después de leer la novela.

Por cierto, haré ver que no he leído el comentario de pequeñoIbán XD Por lo del "no me había enterado de que había salido", no por lo otro XD

Lucy_nariz_respingona dijo...

yo quiero ir a verla aver cuando puedo,la están echando en versión original y puess no es una mala oportunidad,aunque ayer le tocó al la glamourosa jeje

muuaCkk!

Raccord dijo...

No la he visto, pero tenía la misma sensación que te has llevado; que sería una versión más políticamente correcta que el libro de Houllebecq. Era demasiado ácido.

"La imposibilidad de alcanzar la felicidad en un sistema que hiperestimula a sus miembros para luego cercenar de raíz cualquier posibilidad de satisfacción de los deseos". Tendrías futuro como escritor de contraportadas jajaja. Que precisió n y capacidad de síntesis. Te admiro

Director's Cut dijo...

No puedo decir mucho sobre el film, pues sólo he leido tu crítica y algo más en la revista Fotogramas. Pero solo por ver de nuevo a Moritz Bleibtreu merece la pena, me fascinó su papel e interpretación en "El Experimento", un película de culto para un servidor.

Un saludo Rosenrod! ;)

Shiba dijo...

La verdad, guardo muchas expectativas, adaptar a Houellebecq no es fácil en absoluto... por cierto, querría aportar el datito artístico: el cartel de la película está inspirado (copiado casi) de un cuadro del artista estadounidense Hopper, uno de mis favoritos.

http://www.globalgallery.com/prod_images/sw-70151.jpg

Ahí tienes el link por si lo quieres mirar (es que adoro a Hopper y ha sido desde siempre un gran referente visual...) POr cierto, Rosenrod, cada vez me gustan más tus reviews. Son de lo más personales y poco manido que he podido leer en mucho tiempo, y créeme, se agradece que destilen sinceridad y divertimento para todos.

Besos.

Rosenrod dijo...

Bueno, Pequeñoibán: una propuesta más. Si le echas un ojo, ya me dirás.

Pues creo que algo de eso hay, Vargtimen: me parece una película que funciona bien, aunque si se compara con la novela, inevitablemente pierde. Si logras hacer una separación, la disfrutarás más.

Vade, no te fíes de mi entusiasmo: cuando algo me gusta, no puedo evitar que se trasluzca, pero me temo que es un sentimiento difícil de compartir. Y por supuesto que de nada; ya sabes dónde me tienes.

"El corazón de las tinieblas", Galoy: palabras mayores. Y respecto a las partículas, me parece estupendo que le hinques el diente al libro: difícilmente deja indiferente.

Una buena manía, Guitars; de las mejores; vamos, que ni siquiera merece ser llamada manía :)

Natalia, no me había parado a pensar en esa relación entre el libro de Conrad y "King Kong"... pero qué duda cabe que algo de eso hay. Al fin y al cabo, creo que se trata de uno de los libros fundamentales para entender el mundo en que vivimos y, desde luego, ha influido muchísimo en la literatura, el cine, el arte en general (y no me refiero sólo a la directa adaptación de "Apocalypse Now").

Sí, Marnie, leí tu post, y tienes toda la razón. Me parece un cartel extraño, porque a una película convulsa ofrece la imagen de los personajes tranquilamente sentados en una tumbona... aunque mirando todos al frente, sin cruzarse las miradas. Ahora que lo pienso, sí que refleja bastante bien lo que es la película :)

Eso está bien, Lucy; al fin y al cabo, no sólo de Houellebecq y Roehler vive el cinéfilo (y la cinéfila también, evidentemente) :)

¡Jaja, Raccord! No te creas: admiro profundamente a los solaperos; de verdad. Me parece increíblemente difícil escribir una buena solapa, y si alguien lo ha intentado alguna vez, sabrá a lo que me refiero. Así que ni te puedes imaginar la ilusión que me ha hecho el cumplido que me has soltado. Obrigado :)

¡Qué pedazo de actor, Director's! Insisto: es un papel envenenado, tan antipático (por no emplear algún otro adjetivo), que el hecho de darle un contenido humano me parece que tiene un mérito enorme. Y sí, es imposible, hoy por hoy, hacer una película comercial que respete fielmente el libro de Houllebecq, incluso en la muy civilizada Europa.

Es un cuadro maravilloso, Lucinda. Y coincido contigo y con Marnie cuando señaláis la fuerza de Hopper. Hay algo muy cercano, muy de lo que sentimos todos, en lo que transmiten las figuras de sus cuadros. Y, ¿te has fijado en que este cuadro en concreto es de los que más veces se han empleado en carteles y portadas de libros? (se me ocurren ahora mismo dos de cada, pero seguro que con tiempo saldrían bastantes más). Por algo será, digo yo...

Un millón de gracias a todos vosotros. De corazón

Rosenrod dijo...

P. S. Quiero recalcar esto, porque estoy seguro que entre vosotros hay mucho lector y fan de Houellebecq: inevitablemente, creo que la película os parecerá inferior al libro, aunque sólo sea porque el director-guionista se ha visto obligado a darle una estructura más asequible para convertirlo en cine. Pero creo que, como película, es muy válida y tiene entidad propia.

Natalia Book dijo...

En cuanto a King - Kong y "El Corazón de las tinielas". Por una parte, es el libro que está leyendo el grumete del barco. Además, antes de llegar a la isla y del ataque, quedan atrapados en la niebla. También aparecen las calaveras sobre lamzas cuando llegan a la isla... Igual que en Apocalypse Now e igual que, por supuesto, el libro. AH amigos, "el horror, el horror". Que por otra parte es una de mis frases favoritas.
Saludos

Anónimo dijo...

Tus reseñas son puros spoilers críticos. Después de leerlo casí podría escribir la mía propia sin haber visto la película.

El estado comatoso del cine alemán se puede hacer extensible a la práctica totalidad del cine europeo. Después del boom que supuso el "Cine de los chicos", aquella generosa generación de maestros, con Fassbinder, Herzog y Wenders a la cabeza, poco han aportado en la última década.

Por una vez estamos de acuerdo en un punto concreto, Rosenrod. Algún día tienes que contar a los que pasamos por aquí de vez en cuando, tu secreto para ver tantas películas de estreno. ¿Dominas el don de la ubicuidad? :p .

Saludos, Rosenrod.

Shiba dijo...

Eso, eso yo también quiero saberlo... ¿no será que has inventado la máquina del tiempo? ;)

Lucy_nariz_respingona dijo...

gracias por la correción ya está jeje fue un fallo técnico ... ¬¬

muack

Sayury dijo...

Me ha encantado encontrar tu rincón porque ha sido como entrar a mi casa (tenemos la misma plantilal aunque la tuya está mejor, todo hay que decirlo...) Tengo muchas ganas de ver Las particulas elementales, creo que promete...

Saludos desde Rod@ndo!

Mar dijo...

Esto... casi como que dan unas ganas terribles de leer el libro, pero la película vamos a poner en lista de espera, que me ha dado un poco de "cosa" tanto tema trascendental y un tanto pesimista y no está el otoño para mucha hoja caída... :)
Besos ;)

Rosenrod dijo...

¡Es verdad, Natalia! Se me había olvidado totalmente que era el libro que leía el personaje de Jamie Bell... y, por supuesto, todos los paralelismos que comentas son ciertos. Muchas gracias por refrescarme la memoria.

¡Jajaja, Álex y Lucinda! Pues no me vendría mal, así que si os hacéis con alguna forma de conseguir el don de la ubicuidad o, en su defecto, la máquina del tiempo, espero que compartáis conmigo el secreto (prometo ser generoso en la recompensa). Y respecto a lo que comentas, Álex, sobre Fassbinder, Herzog y Wenders, no he podido dejar de pensar hasta qué punto ha decaído lo que consideramos revulsivo. Por mucho que tenga de provocador, creo que cualquier film de Fassbinder tiene una carga de profundidad de mucha mayor intensidad que el 99% de lo que se hace hoy en día... lo que me preocupa, porque me lleva a decirme: "¡pues sí que hemos progresado!" (y me preocupa, básicamente, porque es un pensamiento de viejo, y empezar a tenerlos a los 35 años no me parece muy prometedor...) :)

De nada, Lucy; un beso.

Sayury, bienvenid¿a? Tengo la intención de, poco a poco, ir personalizando la plantilla, pero como soy bastante manta, quiero minimizar los riesgos. Por supuesto, me paso inmediatamente a echar un vistazo a tu blog; vuelve cuando quieras.

Pues mira, Thalatta, tienes razón. Pero te lo advierto: el libro no es más optimista, tenlo en cuenta para tus ánimos otoñales.

Gracias a todos!

Director's Cut dijo...

Hey Rosenrod, he colgado un nuevo cortometraje en mi blog. Cuando quieras pásate y le echas un vistacillo... este que he puesto es muy distinto a los demás, no se si te gustará, pero espero que lo veas. Un saludoooo ;)

Hombre Lobo dijo...

Bueno, de esta película no tenía ni noticias. Sin embargo, te aseguro que después de leer esto tendré que verla.

Mi regreso a la blogósfera es con cuentagotas, pero es ya indetenible. Nos vemos.

Marede3 dijo...

Me encantan tus críticas, me estoy bajando un montón de pelis, he ehecho una lista siguiendo un poco tu blog. Besos

Anónimo dijo...

A veces me pregunto de donde sacas el tiempo para ver tanto cine.

kasandra dijo...

No he leído nada de Houellebecq pero por curiosidad trataré de verla. Y ya te cuento entonces.

Un beso Rosenrod :)

Anónimo dijo...

Otra que apunto. Tampoco he leído a Houllebecq, pero se ve que el filme se adscribe a los habituales puntos de vista provocativos del autor. Os envidio sanamente a quienes vivís por Madrid y podéis elegir entre tan basta cartelera. Es lo que más echo de menos de esa ciudad, a veces, un poco frenética.

Un saludo.

Rosenrod dijo...

Pues, Director's, no hace falta decir que me paso a verlo; gracias por el aviso.

Aquí siempre tienes hueco, Hombre Lobo; me alegro de tu regreso.

¡Lluna, qué responsabilidad! Que esto de no fallarle a una madre es una gran responsabilidad... :)

No te creas, Mykima; a veces me lo pregunto yo también :)

Cuando lo hagas, cuéntame qué te parece, Kasandra.

Tienes razón, Matías: debe de ser de lo poco bueno de esta ciudad loca; pero es algo que vale su peso en oro, y que siga por muchos años.

Gracias a todos!

Ramón Besonías dijo...

Coincido con algunas de tus apreciaciones. La verdad que es una película para charlar largo y tendido y no llegar a nada.

Aquí os dejo mi aportación desde OjO de buey:

http://elhilodepenelope.blogspot.com/2007/05/las-partculas-elementales.html